Programa.
OBJETIVOS:
-Conocer las diferentes tipologías de nudos.
-Desarrollar la destreza necesaria en la ejecución de nudos de distinto tipo.
-Caracterizar, diferenciar y diseñar objetos artísticos, decorativos y funcionales.
CONTENIDOS:
-El Nudo:-función.-símbolo.-tipología.
-Objetos textiles:-artísticos.-decorativos.-funcionales.
DURACIÓN:
Introducción: 3 hora.
Objeto funcional: 8 horas.
Objeto decorativo: 8 horas.
Objeto artístico: 8 horas.
Conclusiones finales: 1 hora.
Total: 28 horas.
ACTIVIDADES:
-Charla introductoria con explicación-realización de tipos de nudos.
-Tras analizar las características del objeto funcional, realizar un objeto textil funcional con la técnica de nudos.
-Tras analizar las características del objeto decorativo, realizar un objeto textil decorativo con la técnica de nudos.
-Tras analizar las características del objeto artístico, realizar un objeto textil artístico con la técnica de nudos.
-Por último, se dedicará una hora a extraer las conclusiones finales.
CRITERIOS DE EVALUACIÓN:
-Saber elegir y aplicar los nudos necesarios para la ejecución de piezas textiles.
-Conocer las características y diferencias entre función, decoración y arte.
-Ser capaz de diseñar y elaborar objetos textiles funcionales, decorativos y artísticos.
OBJETIVOS:
-Conocer las diferentes tipologías de nudos.
-Desarrollar la destreza necesaria en la ejecución de nudos de distinto tipo.
-Caracterizar, diferenciar y diseñar objetos artísticos, decorativos y funcionales.
CONTENIDOS:
-El Nudo:-función.-símbolo.-tipología.
-Objetos textiles:-artísticos.-decorativos.-funcionales.
DURACIÓN:
Introducción: 3 hora.
Objeto funcional: 8 horas.
Objeto decorativo: 8 horas.
Objeto artístico: 8 horas.
Conclusiones finales: 1 hora.
Total: 28 horas.
ACTIVIDADES:
-Charla introductoria con explicación-realización de tipos de nudos.
-Tras analizar las características del objeto funcional, realizar un objeto textil funcional con la técnica de nudos.
-Tras analizar las características del objeto decorativo, realizar un objeto textil decorativo con la técnica de nudos.
-Tras analizar las características del objeto artístico, realizar un objeto textil artístico con la técnica de nudos.
-Por último, se dedicará una hora a extraer las conclusiones finales.
CRITERIOS DE EVALUACIÓN:
-Saber elegir y aplicar los nudos necesarios para la ejecución de piezas textiles.
-Conocer las características y diferencias entre función, decoración y arte.
-Ser capaz de diseñar y elaborar objetos textiles funcionales, decorativos y artísticos.
Refranes.
Si no echas nudada, perderás la puntada.
Añudadura floja, más que sirve, estorba.
Nudo ciego no se desata luego; mejor se desata si es lazada.
Ñudo hagas que deshagas.
Añudadura floja, más que sirve, estorba.
Nudo ciego no se desata luego; mejor se desata si es lazada.
Ñudo hagas que deshagas.
Chiste.
Diccionario Real Academia.
nudo1. (Del lat. *nudus, por nodus.) m. Lazo que se estrecha y cierra de modo que con dificultad se pueda soltar por sí solo, y que mientras más se tira de cualquiera de los dos cabos, más se aprieta. 2. En los árboles y plantas, parte del tronco por la cual salen las ramas, y en estas, parte por donde arrojan los vástagos, que es siempre más dura y firme que lo demás de la madera, por lo que se distingue en ella, y tiene por lo regular figura redondeada. 3. En algunas plantas y raíces de ellas, parte que sobresale algo y por donde parece que están unidas las partes de que se compone; como en las cañas, bejucos, etc. 4. Bulto o tumor que suele producirse en los tendones o en los huesos, por enfermedad de aquellos, o por rotura de estos cuando se vuelven a unir. 5. En los animales, unión de unas partes con otras, especialmente de los huesos, como se ve en la cola de algunos. l 6. ligamen. 7. Lugar en donde se unen o cruzan dos o más sistemas de montañas. 8. Lugar donde se cruzan varias vías de comunicación. 9. Enlace o trabazón de los sucesos que preceden a la catástrofe o el desenlace, en los poemas épico y dramático y en la novela. 10. fig. Principal dificultad o duda en algunas materias. 11. fig. Unión, lazo, vínculo. El NUDO del matrimonio; el NUDO de las voluntades. 12. Mar. Cada uno de los puntos de división de la corredera. 13. Mar. Trayecto de navegación que se mide con cada una de estas divisiones. 14. Mar. Refiriéndose a la velocidad de una nave, equivale a milla por hora. Navegábamos a tantos NUDOS. ciego. El difícil de desatar, o por muy apretado, o por su forma especial. de tejedor. El que se hace uniendo los dos cabos y formando con ellos dos lazos encontrados; y, apretándolos, es nudo que no se puede desatar. de tripas. miserere, cólico. en la garganta. Impedimento que se suele sentir en ella y estorba el tragar, hablar y algunas veces respirar. 2. fig. Aflicción o congoja que impide el explicarse o el hablar. gordiano. El que ataba al yugo la lanza del carro de Gordio, antiguo rey de Frigia, el cual dicen que estaba hecho con tal artificio que no se podían descubrir los dos cabos. 2. fig. Cierto juego de sortijas. 3. fig. Cualquier nudo muy enredado o imposible de desatar. 4. fig. Dificultad insoluble. marinero. El muy seguro y fácil de deshacer a voluntad. atravesársele a uno un nudo en la garganta, fr. fig. No poder hablar por susto, pena o vergüenza. dar, o echar, otro nudo a la bolsa. fr. con que se denota la resistencia para soltar dinero.
Simbología.
Anillo.
Como todas las figuras redondas y cerradas, es un símbolo de la continuidad y de la totalidad, por lo cual ha servido lo mismo como emblema del matrimonio (como la pulsera y por igual razón) o del tiempo en eterno retorno. A veces, el anillo se presenta teriomórfico, como serpiente o anguila que se muerde la cola (Ou-roboros); otras en forma lisamente geométrica. Es interesante reseñar que el anillo, en diversas leyendas, constituye un residuo de cadena. Por ello se supone que cuando Júpiter permitió que Hércules liberase a Prometeo fue con la condición de que éste llevara una sortija de hierro donde se engastara un fragmento de roca del Càucaso, a fin de que se cumplimentara en cierta manera el castigo impuesto (símbolo de reducción). Otra modalidad de anillo es el círculo de llamas que rodea a Shiva como danzarín cósmico, que puede asimilarse a la rueda del zodíaco; como ésta y el Ouroboros de los gnósticos, tiene una mitad activa y otra pasiva (evolución, involución); indica el proceso vital del universo y de cada una de sus criaturas, la danza y rueda de la naturaleza que se crea y destruye de continuo. Al tiempo, la luz que irradia el anillo de llamas simboliza la energía de la eterna sabiduría y la iluminación trascendental.(*)
Collar.
En el sentido más general, el collar compuesto de múltiples cuentas ensartadas expresa la unificación de lo diverso, es decir, un estadio intermedio entre la desmembración aludida por toda multiplicidad (siempre negativa) y la verdadera unidad de lo continuo. Como cordón que es también, el collar es un símbolo de relación y ligazón, cósmico y social. Por su colocación en el cuello o sobre el pecho adquiere relación con estas partes del cuerpo y los signos zodiacales que les conciernen. Como el cuello tiene relación astrológica con el sexo, el collar simboliza también un vínculo erótico.(*)
Adornos de metal, perlas y pedrerías, más o menos suntuosos, llevados por los hombres y por las mujeres, por los vivos y por los muertos, que se hallan en todas las civilizaciones y que tienen a menudo un valor de amuleto y propiedades mágicas. Aparte de su papel de adorno, el collar puede significar una función, una dignidad, una recompensa militar o civil, una atadura (esclavo, prisionero, animal doméstico).
De manera general simboliza un lazo entre quien lo lleva y quien lo ha ofrecido o impuesto. Por esta razón, toma a veces una significación erótica.
En un sentido cósmico y psíquico simboliza la reducción de lo múltiple a lo uno, una tendencia a poner en su sitio y en un orden una diversidad más o menos caótica. En sentido inverso, deshacer un collar equivale a una desintegración del orden establecido o de los elementos reunidos.
La mitología céltica no conoce más que un collar: el del juez mítico Morann, que tenía como particularidad la de estrecharse en torno al cuello de su propietario cuando éste último pronunciaba una sentencia inicua, y ensancharse por lo contrario cuando pronunciaba una sentencia justa.(**)
El collar es básicamente un adorno, pero siempre se ha utilizado con el fin adicional de servir de escudo protector de enfermedades y posibles amenazas y de los efectos de las maldiciones, hasta el punto de haberse erigido en amuleto cuyo poder se refuerza en función de los materiales de que esté hecho, como coral, ámbar, plata, etc. Los collares de oro simbolizan un eslabón que permite al hombre encadenarse con Dios, además de que establecen una unión estrecha entre el que lo regala y el que lo recibe. Si se rompe un collar de perlas y las cuentas caen al suelo, su dueña corre peligro de caer enferma.(***)
Como todas las figuras redondas y cerradas, es un símbolo de la continuidad y de la totalidad, por lo cual ha servido lo mismo como emblema del matrimonio (como la pulsera y por igual razón) o del tiempo en eterno retorno. A veces, el anillo se presenta teriomórfico, como serpiente o anguila que se muerde la cola (Ou-roboros); otras en forma lisamente geométrica. Es interesante reseñar que el anillo, en diversas leyendas, constituye un residuo de cadena. Por ello se supone que cuando Júpiter permitió que Hércules liberase a Prometeo fue con la condición de que éste llevara una sortija de hierro donde se engastara un fragmento de roca del Càucaso, a fin de que se cumplimentara en cierta manera el castigo impuesto (símbolo de reducción). Otra modalidad de anillo es el círculo de llamas que rodea a Shiva como danzarín cósmico, que puede asimilarse a la rueda del zodíaco; como ésta y el Ouroboros de los gnósticos, tiene una mitad activa y otra pasiva (evolución, involución); indica el proceso vital del universo y de cada una de sus criaturas, la danza y rueda de la naturaleza que se crea y destruye de continuo. Al tiempo, la luz que irradia el anillo de llamas simboliza la energía de la eterna sabiduría y la iluminación trascendental.(*)
Collar.
En el sentido más general, el collar compuesto de múltiples cuentas ensartadas expresa la unificación de lo diverso, es decir, un estadio intermedio entre la desmembración aludida por toda multiplicidad (siempre negativa) y la verdadera unidad de lo continuo. Como cordón que es también, el collar es un símbolo de relación y ligazón, cósmico y social. Por su colocación en el cuello o sobre el pecho adquiere relación con estas partes del cuerpo y los signos zodiacales que les conciernen. Como el cuello tiene relación astrológica con el sexo, el collar simboliza también un vínculo erótico.(*)
Adornos de metal, perlas y pedrerías, más o menos suntuosos, llevados por los hombres y por las mujeres, por los vivos y por los muertos, que se hallan en todas las civilizaciones y que tienen a menudo un valor de amuleto y propiedades mágicas. Aparte de su papel de adorno, el collar puede significar una función, una dignidad, una recompensa militar o civil, una atadura (esclavo, prisionero, animal doméstico).
De manera general simboliza un lazo entre quien lo lleva y quien lo ha ofrecido o impuesto. Por esta razón, toma a veces una significación erótica.
En un sentido cósmico y psíquico simboliza la reducción de lo múltiple a lo uno, una tendencia a poner en su sitio y en un orden una diversidad más o menos caótica. En sentido inverso, deshacer un collar equivale a una desintegración del orden establecido o de los elementos reunidos.
La mitología céltica no conoce más que un collar: el del juez mítico Morann, que tenía como particularidad la de estrecharse en torno al cuello de su propietario cuando éste último pronunciaba una sentencia inicua, y ensancharse por lo contrario cuando pronunciaba una sentencia justa.(**)
El collar es básicamente un adorno, pero siempre se ha utilizado con el fin adicional de servir de escudo protector de enfermedades y posibles amenazas y de los efectos de las maldiciones, hasta el punto de haberse erigido en amuleto cuyo poder se refuerza en función de los materiales de que esté hecho, como coral, ámbar, plata, etc. Los collares de oro simbolizan un eslabón que permite al hombre encadenarse con Dios, además de que establecen una unión estrecha entre el que lo regala y el que lo recibe. Si se rompe un collar de perlas y las cuentas caen al suelo, su dueña corre peligro de caer enferma.(***)
Cinturón.
El cinturón o cinto es un símbolo de la protección del propio cuerpo, que implica las virtudes «defensivas» (morales) de la persona, siendo alegoría de la virginidad. Es notable que, con las espuelas de oro, el cinturón fuera atributo del caballero medieval, manteniendo sin duda su significado. De otro lado, cuando el cinturón aparece asociado a Venus adquiere un contexto fetichista erótico.(*)
El cinturón, que se cierra en torno a la cintura (los riñones suelen vincularse a los impulsos) y sustenta aquellas prendas que ocultan la sexualidad, se ha empleado predominantemente como símbolo del dominio y contención de los instintos sexuales. Pero además, la forma en la que se ciñe ha inspirado matices similares a los del nudo y las ataduras (consolidación de un lazo).
La tradición judeocristiana ha recogido ambos simbolismos en los cinturones mencionados en la Biblia y en aquellos que visten ermitaños, monjes y sacerdotes. Estos últimos se consideran símbolo de control (y anulación) de los instintos sexuales y del lazo que asumen con el Señor. Por ello también los ángeles suelen representarse con esta prenda. Aun hoy en día, esa relación establecida con los actos de voluntad queda patente en expresiones populares como “ceñirse” o “apretarse el cinturón”.
En el hinduismo, los rituales de iniciación también conllevan la imposición de un cinturón, que manifiesta la voluntad del iniciado y el nuevo lazo que éste adquiere. Por esta fuerte asociación a la voluntad, que vemos en muy diferentes culturas, el cinturón pasa a ser también alusión a la fortaleza; es el caso del cinturón del dios nórdico Thor.
Pero el cinturón, sobre todo, esconde numerosas referencias sexuales, muy visibles en tradiciones romanas, griegas, chinas e hindúes que tienden a repetir un ceremonial en el que el novio desata el cinturón de su prometida. La interpretación resulta sencilla, debemos ver en esa costumbre una entrega de la sexualidad y, en ocasiones, incluso de la virginidad. Como consecuencia del mismo simbolismo, a las prostitutas medievales se les prohibía llevar cinturón y a las amazonas de la mitología grecolatina, que controlan su sexualidad con frialdad, se las representa siempre con él. También entre griegos y romanos encontramos una curiosa referencia más: según sus narraciones, el cinturón de Afrodita, diosa griega del amor, Venus entre los romanos, ofrecía un poder de atracción irresistible a todo el que lo contemplaba.
Encontramos un último ejemplo de esta simbología entre los pueblos mongoles, donde los hombres que se alejaban de una mujer con la que habían mantenido relaciones sexuales le entregaban su cinturón, que sería símbolo de su matrimonio si llegara a nacer un hijo.(****)
Cerrojo.
En el lenguaje jeroglífico egipcio, este signo representa el nexo que une los dos batientes de una puerta, simbolizando por analogía la voluntad de fijar un estado de cosas determinado sin posibilidad de rectificación.(*)
Escala.
Es un símbolo universal que ofrece a lo largo del mundo significados muy similares. El simbolismo fundamental de la escala, del que derivan otros secundarios, se encuentra en estrecha relación con la comunicación entre el cielo y la tierra. Por tanto, está muy vinculada con la verticalidad e indica una ascensión gradual (peldaños que hay que subir uno a uno) y una vía de unión y comunicación de doble sentido (ascenso y descenso) entre esos planos de la realidad.
La idea de una escala imaginaria que une el cielo y la tierra y que permite subir y bajar a la divinidad es común a casi todas las culturas. De igual manera se establecen siempre una serie de escalones, de diferentes metales o colores (siete generalmente) que están relacionados con la consecución de la perfección espiritual, es decir, cada peldaño, color y metal correspondería a diversos grados de espiritualidad (más elevada conforme se gana en cercanía al cielo).
Así, en el budismo Buda baja del monte Meru a través de una escala que tiene siete colores. En la religión védica, la escala de los misterios del mitraísmo tiene siete peldaños y cada uno de ellos está realizado en siete metales diferentes.
El mismo sentido tiene en la Biblia, donde la escala celestial del sueño de Jacob, por donde suben y bajan los ángeles, simboliza los diversos estados de perfección espiritual que el hombre va adquiriendo poco a poco hasta llegar al cielo y, por tanto, a Dios. Como lugares de recogimiento y perfección espiritual, los monasterios medievales también fueron comparados con escalas porque en su interior el monje podía ascender hacia el cielo llegando a la comunión con Dios. Por ello, muchos monasterios cistercienses y cartujos son conocidos con el nombre de Scala dei (escalera de Dios). En la Biblia (concretamente en el Antiguo Testamento), aunque la de Jacob es la más famosa, aparecen también otras escalas con idéntico sentido, como los pisos del Arca de Noé o los peldaños del trono de Salomón. La utilización del simbolismo de la escala con diversos peldaños sucesivos por los que debe ascender el alma hacia el reino celestial será una constante en los escritos de la patrística medieval. Es una especie de peregrinación, sembrada de dificultades (de ahí la representación en el arte de la escala de las virtudes, en la que los seres humanos ascienden por los peldaños rodeados de demonios) que hay que vencer para ascender un nuevo escalón.
Una escala especial que sí es visible aunque etérea es la que representa en ciertas concepciones (de los indios americanos, por ejemplo) el arco iris. Comparte las ideas ya comentadas y sus siete colores se pueden interpretar como los clásicos siete escalones o estadios de perfección espiritual que aparecen en otras culturas.(****)
Máscara. Isla de Tami, Nueva Guinea.
Museo Etnográfico de Budapest.
Máscara.
Todas las transformaciones tienen algo de profundamente misterioso y de vergonzoso a la vez, puesto que lo equívoco y ambiguo se produce en el momento en que algo se modifica lo bastante para ser ya “otra cosa”, pero aún sigue siendo lo que era. Por ello, las metamorfosis tienen que ocultarse; de ahí la máscara. La ocultación tiende a la transfiguración, a facilitar el traspaso de lo que se es a lo que se quiere ser; éste es su carácter mágico, tan presente en la máscara teatral griega como en la máscara religiosa africana u oceánica. La máscara equivale a la crisálida. Unas máscaras muy especiales son las que se usan en las ceremonias de iniciación de algunos pueblos de Oceanía, según Frazer. Los jóvenes mantienen los ojos cerrados y el rostro cubierto con una máscara de pasta o greda. Aparentan no entender las órdenes dadas por un anciano. Gradualmente se recuperan. Al día siguiente se lavan y se limpian la costra de greda blanca que les tapaba los rostros e incluso los cuerpos. Con ello finaliza su iniciación. Aparte de este significado, el más esencial, la máscara constituye una imagen. Y tiene otro sentido simbólico que deriva directamente del de lo figurado de tal suerte. Llega la máscara, en su reducción a un rostro, a expresar lo solar y energético del proceso vital. Según Zimmer, Shiva creó un monstruo leontocéfalo de cuerpo delgado, expresión de insaciable apetito. Cuando su criatura le pide una víctima que devorar, el dios le dice que coma de su mismo cuerpo, cosa que el monstruo realiza reduciéndose a su aspecto de máscara. Hay un símbolo chino, llamado T'ao T'ieh, la “máscara del ogro”, que pudiera tener un origen parecido.(*)
La máscara tiene el poder de sacar a relucir la doble personalidad que todo individuo posee; de ahí que en ocasiones se erigiese en objeto mágico útil como medio de apropiación de la personalidad de otro. Que una persona desapareciese durante la celebración del carnaval se atribuía al hecho de que se hubiese colocado una máscara sobre el rostro, lo que condujo a considerar tal conducta como sumamente peligrosa, pues al fin y al cabo la máscara es siempre el rostro de “otro”.(***)
La ocultación del rostro con una máscara, generalmente con forma monstruosa, constituía un recurso mediante el cual las culturas primitivas ahuyentaban mágicamente a los enemigos y se apropiaban así de las fuerzas de los animales o personas a que hacían alusión. No debemos pensar que este significado es sólo simbólico. Aún hoy en día algunos pueblos del Indico (con desarrollos culturales semejantes a los del Paleolítico y que habitan territorios aislados de la influencia de las grandes civilizaciones de su entorno) basan su fuerza militar en este tipo de estratagemas.
Pero con el desarrollo de las grandes sociedades estatales, el sentido de las máscaras quedó ya relegado a aspectos meramente simbólicos. En Oriente, por ejemplo, se emplearon frecuentemente con fines funerarios, pretendiendo mantener el rostro del difunto tras la muerte para que en la reencarnación siguiese ese modelo.
En la cultura grecorromana fueron un recurso constante en las representaciones teatrales, ya fueran cómicas o dramáticas. Pese a ello, no debemos interpretarlas como algo frívolo o meramente decorativo, sino que con ellas se pretendió capturar realidades y sensibilidades metafísicas.
El uso actual de las máscaras, sobre todo en los carnavales, viene a simbolizar una pérdida de la propia identidad para pasar a convertirse, durante unos momentos, en otra persona o ser, escapando así de la monotonía en un ambiente de fiesta y alegría, y participando también en la pervivencia de antiguos ritos de inversión de las relaciones sociales.(****)
Red.
La red es la forma extrema de la lacería y del ligamento, por ello está íntimamente asociada a los símbolos del envolvimiento y la devoración. Es el arma de los dioses uránicos, como Varuna, y de los que pescan en el océano del inconsciente. Ea, divinidad de las aguas y de la sabiduría, no lucha frente a frente con los monstruos primordiales, sino que los ata. El arma de Marduk en su combate con Tiamat es también la red, símbolo de soberanía mágica. La conexión cielo-red puede quedar explicada por el siguiente pasaje del Tao-te-king: “La red del cielo (estrellas, constelaciones) es de malla amplia pero no pierde nada”. Este simbolismo expresa en su máxima agudeza la idea de que no es posible salir por propia voluntad (ni, naturalmente, por el suicidio) del universo.(*)
1. La red era en Roma el arma de una cierta categoría de gladiadores, los retiarios. Servía para inmovilizar al adversario, encerrándolo entre las mallas donde se hallaba a la merced del vencedor. Este arma temible es en psicología el símbolo de los complejos que traban la vida interior y exterior y cuyas mallas es tan difícil desenredar y desatar.
2. En la Biblia, las redes expresan también la angustia:
Los lazos de la muerte me acordonan,
las redes del seol;
la angustia y el fastidio me poseen,
llamo el nombre de Yahvéh:
¡Ah Señor, salva mi vida! (Sal 116,3-4).
En el Evangelio, las redes simbolizan la acción divina, que tiende a recoger a los hombres para introducirlos en el reino de los ciclos después del juicio final: “El reino de los cielos es semejante a una red barredera que se echa al mar para recoger de todo. Cuando estuvo llena, los pescadores la sacaron a la orilla, se sentaron y recogieron lo bueno en canastos, y echaron fuera lo malo. Así ocurrirá al fin del mundo” (Mt 13,48-49).
En algunas tradiciones orientales, unos dioses están provistos también de redes para coger a los hombres en sus lazos, para sometérselos o para atraérselos. Los analistas ven en estas imágenes símbolos de la búsqueda, en lo inconsciente, de la anamnesis que debe traer de nuevo al umbral de la conciencia, cual peces de las profundidades, los recuerdos más lejanos y más rechazados. El propio cielo se compara a veces a una red, y las estrellas son como los nudos de invisibles mallas; lo que significaría la imposibilidad de escapar a este universo y al dominio de sus leyes.
3. Según la tradición irania es el místico quien, al contrario del hombre, se arma de una red para intentar captar a Dios. En ciertas obras originales y especialmente en el Dawar-y Damyari, la tradición de los Fieles de Verdad perteneciente al islam chiíta del Irán, se ha desarrollado abundantemente este tema de símbolos múltiples, único por su extensión y originalidad en el pensamiento religioso de esta tierra y de la tradición islámica.
Aunque el aspecto concreto de red haya salido del folklore iranio y de los relatos caballerescos de los 'ayyar (equivalente de alguna manera al caballero de la época feudal europea), así como de la literatura de las corporaciones, la red es un arma esencialmente espiritual que ha sido confiada a Pir-Binyamin, manifestación del ángel Gabriel y de Jesucristo.
Este arma llamada dam que nosotros traducimos por red y sus diversas formas asociadas (lazo, caña de pescar, trampa...) simboliza un poder sobrenatural que Binyamin detenta. Como consecuencia del pacto de alianza establecido entre Dios y sus ángeles en la eternidad, le fue prestada la red a Binyamin, como el receptáculo de las fuerzas divinas, atribuyéndole así la función de cazador divino.
La red simboliza igualmente todas las capacidades y virtualidades de la humanidad en la persona de Binyamin, creada por Dios antes incluso que el mundo visible, y que representa al hombre primordial consagrado a la sublimación de su ser.
Dado que la divinidad se simboliza por un águila real, la red es el arma destinada a capturarla, es decir la posibilidad de reivindicar el cumplimiento de la promesa divina de la encarnación.
Si Binyamin es el detentador por excelencia de la red, simboliza en sí mismo la búsqueda apasionada de la divinidad por el hombre. Esta búsqueda, o “caza mística”, evoca la idea de una lucha encarnizada de la humanidad representada por el ángel Binyamin, su mediador, y de un esfuerzo sin el cual la divinidad escapa a quien la persigue, como el águila real que volando desaparece ante el cazador sin ardor. El que tiene esta red (es decir, quien continúa semejante búsqueda apasionada y aventurera) es como Binyamin al acecho para mejor lanzar su red en el momento propicio. La red se compara también a la tela donde la araña acecha su presa.
En todas estas representaciones simbólicas, la red, considerada como objeto sagrado, sirve de vehículo para concretar una fuerza espiritual.(**)
Esta antiquísima arma, conocida por multitud de civilizaciones, muestra un simbolismo directamente relacionado con sus usos en la caza o en combate. La red inmoviliza a sus víctimas dejándolas sin posibilidad alguna de escape. Sus representaciones son, por tanto, una clara señal de dominio.
Tanto en el Próximo Oriente como en la tradición grecolatina los dioses la emplean para capturar a sus fieles o castigar a quienes lo merecen. No podríamos dejar de mencionar a los famosos reciarios, los retiarii romanos, gladiadores que luchaban en los circos armados con una red y un tridente. El sustrato simbólico de todo esto también se manifiesta en la tradición cristiana. Así, el Nuevo Testamento habla de los apóstoles como pescadores de hombres, con lo que las representaciones cristianas de redes pueden ser una referencia a esta mención o incluso una alegoría de la misma Iglesia, y es que la red también refleja la unidad compuesta por multitud de nudos entrelazados. Este mismo sentido es empleado por el taoísmo chino, donde aparece como símbolo de unidad y, en ocasiones, como alegoría de la red de estrellas que atrapa en su seno al cielo y la tierra.
Pero las redes también pueden ser empleadas por los hombres para capturar a sus dioses. De esta forma aparece en el islamismo chií, reflejando la pervivencia de antiguas tradiciones iranias.(****)
El cinturón o cinto es un símbolo de la protección del propio cuerpo, que implica las virtudes «defensivas» (morales) de la persona, siendo alegoría de la virginidad. Es notable que, con las espuelas de oro, el cinturón fuera atributo del caballero medieval, manteniendo sin duda su significado. De otro lado, cuando el cinturón aparece asociado a Venus adquiere un contexto fetichista erótico.(*)
El cinturón, que se cierra en torno a la cintura (los riñones suelen vincularse a los impulsos) y sustenta aquellas prendas que ocultan la sexualidad, se ha empleado predominantemente como símbolo del dominio y contención de los instintos sexuales. Pero además, la forma en la que se ciñe ha inspirado matices similares a los del nudo y las ataduras (consolidación de un lazo).
La tradición judeocristiana ha recogido ambos simbolismos en los cinturones mencionados en la Biblia y en aquellos que visten ermitaños, monjes y sacerdotes. Estos últimos se consideran símbolo de control (y anulación) de los instintos sexuales y del lazo que asumen con el Señor. Por ello también los ángeles suelen representarse con esta prenda. Aun hoy en día, esa relación establecida con los actos de voluntad queda patente en expresiones populares como “ceñirse” o “apretarse el cinturón”.
En el hinduismo, los rituales de iniciación también conllevan la imposición de un cinturón, que manifiesta la voluntad del iniciado y el nuevo lazo que éste adquiere. Por esta fuerte asociación a la voluntad, que vemos en muy diferentes culturas, el cinturón pasa a ser también alusión a la fortaleza; es el caso del cinturón del dios nórdico Thor.
Pero el cinturón, sobre todo, esconde numerosas referencias sexuales, muy visibles en tradiciones romanas, griegas, chinas e hindúes que tienden a repetir un ceremonial en el que el novio desata el cinturón de su prometida. La interpretación resulta sencilla, debemos ver en esa costumbre una entrega de la sexualidad y, en ocasiones, incluso de la virginidad. Como consecuencia del mismo simbolismo, a las prostitutas medievales se les prohibía llevar cinturón y a las amazonas de la mitología grecolatina, que controlan su sexualidad con frialdad, se las representa siempre con él. También entre griegos y romanos encontramos una curiosa referencia más: según sus narraciones, el cinturón de Afrodita, diosa griega del amor, Venus entre los romanos, ofrecía un poder de atracción irresistible a todo el que lo contemplaba.
Encontramos un último ejemplo de esta simbología entre los pueblos mongoles, donde los hombres que se alejaban de una mujer con la que habían mantenido relaciones sexuales le entregaban su cinturón, que sería símbolo de su matrimonio si llegara a nacer un hijo.(****)
Cerrojo.
En el lenguaje jeroglífico egipcio, este signo representa el nexo que une los dos batientes de una puerta, simbolizando por analogía la voluntad de fijar un estado de cosas determinado sin posibilidad de rectificación.(*)
Escala.
Es un símbolo universal que ofrece a lo largo del mundo significados muy similares. El simbolismo fundamental de la escala, del que derivan otros secundarios, se encuentra en estrecha relación con la comunicación entre el cielo y la tierra. Por tanto, está muy vinculada con la verticalidad e indica una ascensión gradual (peldaños que hay que subir uno a uno) y una vía de unión y comunicación de doble sentido (ascenso y descenso) entre esos planos de la realidad.
La idea de una escala imaginaria que une el cielo y la tierra y que permite subir y bajar a la divinidad es común a casi todas las culturas. De igual manera se establecen siempre una serie de escalones, de diferentes metales o colores (siete generalmente) que están relacionados con la consecución de la perfección espiritual, es decir, cada peldaño, color y metal correspondería a diversos grados de espiritualidad (más elevada conforme se gana en cercanía al cielo).
Así, en el budismo Buda baja del monte Meru a través de una escala que tiene siete colores. En la religión védica, la escala de los misterios del mitraísmo tiene siete peldaños y cada uno de ellos está realizado en siete metales diferentes.
El mismo sentido tiene en la Biblia, donde la escala celestial del sueño de Jacob, por donde suben y bajan los ángeles, simboliza los diversos estados de perfección espiritual que el hombre va adquiriendo poco a poco hasta llegar al cielo y, por tanto, a Dios. Como lugares de recogimiento y perfección espiritual, los monasterios medievales también fueron comparados con escalas porque en su interior el monje podía ascender hacia el cielo llegando a la comunión con Dios. Por ello, muchos monasterios cistercienses y cartujos son conocidos con el nombre de Scala dei (escalera de Dios). En la Biblia (concretamente en el Antiguo Testamento), aunque la de Jacob es la más famosa, aparecen también otras escalas con idéntico sentido, como los pisos del Arca de Noé o los peldaños del trono de Salomón. La utilización del simbolismo de la escala con diversos peldaños sucesivos por los que debe ascender el alma hacia el reino celestial será una constante en los escritos de la patrística medieval. Es una especie de peregrinación, sembrada de dificultades (de ahí la representación en el arte de la escala de las virtudes, en la que los seres humanos ascienden por los peldaños rodeados de demonios) que hay que vencer para ascender un nuevo escalón.
Una escala especial que sí es visible aunque etérea es la que representa en ciertas concepciones (de los indios americanos, por ejemplo) el arco iris. Comparte las ideas ya comentadas y sus siete colores se pueden interpretar como los clásicos siete escalones o estadios de perfección espiritual que aparecen en otras culturas.(****)
Máscara. Isla de Tami, Nueva Guinea.
Museo Etnográfico de Budapest.
Máscara.
Todas las transformaciones tienen algo de profundamente misterioso y de vergonzoso a la vez, puesto que lo equívoco y ambiguo se produce en el momento en que algo se modifica lo bastante para ser ya “otra cosa”, pero aún sigue siendo lo que era. Por ello, las metamorfosis tienen que ocultarse; de ahí la máscara. La ocultación tiende a la transfiguración, a facilitar el traspaso de lo que se es a lo que se quiere ser; éste es su carácter mágico, tan presente en la máscara teatral griega como en la máscara religiosa africana u oceánica. La máscara equivale a la crisálida. Unas máscaras muy especiales son las que se usan en las ceremonias de iniciación de algunos pueblos de Oceanía, según Frazer. Los jóvenes mantienen los ojos cerrados y el rostro cubierto con una máscara de pasta o greda. Aparentan no entender las órdenes dadas por un anciano. Gradualmente se recuperan. Al día siguiente se lavan y se limpian la costra de greda blanca que les tapaba los rostros e incluso los cuerpos. Con ello finaliza su iniciación. Aparte de este significado, el más esencial, la máscara constituye una imagen. Y tiene otro sentido simbólico que deriva directamente del de lo figurado de tal suerte. Llega la máscara, en su reducción a un rostro, a expresar lo solar y energético del proceso vital. Según Zimmer, Shiva creó un monstruo leontocéfalo de cuerpo delgado, expresión de insaciable apetito. Cuando su criatura le pide una víctima que devorar, el dios le dice que coma de su mismo cuerpo, cosa que el monstruo realiza reduciéndose a su aspecto de máscara. Hay un símbolo chino, llamado T'ao T'ieh, la “máscara del ogro”, que pudiera tener un origen parecido.(*)
La máscara tiene el poder de sacar a relucir la doble personalidad que todo individuo posee; de ahí que en ocasiones se erigiese en objeto mágico útil como medio de apropiación de la personalidad de otro. Que una persona desapareciese durante la celebración del carnaval se atribuía al hecho de que se hubiese colocado una máscara sobre el rostro, lo que condujo a considerar tal conducta como sumamente peligrosa, pues al fin y al cabo la máscara es siempre el rostro de “otro”.(***)
La ocultación del rostro con una máscara, generalmente con forma monstruosa, constituía un recurso mediante el cual las culturas primitivas ahuyentaban mágicamente a los enemigos y se apropiaban así de las fuerzas de los animales o personas a que hacían alusión. No debemos pensar que este significado es sólo simbólico. Aún hoy en día algunos pueblos del Indico (con desarrollos culturales semejantes a los del Paleolítico y que habitan territorios aislados de la influencia de las grandes civilizaciones de su entorno) basan su fuerza militar en este tipo de estratagemas.
Pero con el desarrollo de las grandes sociedades estatales, el sentido de las máscaras quedó ya relegado a aspectos meramente simbólicos. En Oriente, por ejemplo, se emplearon frecuentemente con fines funerarios, pretendiendo mantener el rostro del difunto tras la muerte para que en la reencarnación siguiese ese modelo.
En la cultura grecorromana fueron un recurso constante en las representaciones teatrales, ya fueran cómicas o dramáticas. Pese a ello, no debemos interpretarlas como algo frívolo o meramente decorativo, sino que con ellas se pretendió capturar realidades y sensibilidades metafísicas.
El uso actual de las máscaras, sobre todo en los carnavales, viene a simbolizar una pérdida de la propia identidad para pasar a convertirse, durante unos momentos, en otra persona o ser, escapando así de la monotonía en un ambiente de fiesta y alegría, y participando también en la pervivencia de antiguos ritos de inversión de las relaciones sociales.(****)
Red.
La red es la forma extrema de la lacería y del ligamento, por ello está íntimamente asociada a los símbolos del envolvimiento y la devoración. Es el arma de los dioses uránicos, como Varuna, y de los que pescan en el océano del inconsciente. Ea, divinidad de las aguas y de la sabiduría, no lucha frente a frente con los monstruos primordiales, sino que los ata. El arma de Marduk en su combate con Tiamat es también la red, símbolo de soberanía mágica. La conexión cielo-red puede quedar explicada por el siguiente pasaje del Tao-te-king: “La red del cielo (estrellas, constelaciones) es de malla amplia pero no pierde nada”. Este simbolismo expresa en su máxima agudeza la idea de que no es posible salir por propia voluntad (ni, naturalmente, por el suicidio) del universo.(*)
1. La red era en Roma el arma de una cierta categoría de gladiadores, los retiarios. Servía para inmovilizar al adversario, encerrándolo entre las mallas donde se hallaba a la merced del vencedor. Este arma temible es en psicología el símbolo de los complejos que traban la vida interior y exterior y cuyas mallas es tan difícil desenredar y desatar.
2. En la Biblia, las redes expresan también la angustia:
Los lazos de la muerte me acordonan,
las redes del seol;
la angustia y el fastidio me poseen,
llamo el nombre de Yahvéh:
¡Ah Señor, salva mi vida! (Sal 116,3-4).
En el Evangelio, las redes simbolizan la acción divina, que tiende a recoger a los hombres para introducirlos en el reino de los ciclos después del juicio final: “El reino de los cielos es semejante a una red barredera que se echa al mar para recoger de todo. Cuando estuvo llena, los pescadores la sacaron a la orilla, se sentaron y recogieron lo bueno en canastos, y echaron fuera lo malo. Así ocurrirá al fin del mundo” (Mt 13,48-49).
En algunas tradiciones orientales, unos dioses están provistos también de redes para coger a los hombres en sus lazos, para sometérselos o para atraérselos. Los analistas ven en estas imágenes símbolos de la búsqueda, en lo inconsciente, de la anamnesis que debe traer de nuevo al umbral de la conciencia, cual peces de las profundidades, los recuerdos más lejanos y más rechazados. El propio cielo se compara a veces a una red, y las estrellas son como los nudos de invisibles mallas; lo que significaría la imposibilidad de escapar a este universo y al dominio de sus leyes.
3. Según la tradición irania es el místico quien, al contrario del hombre, se arma de una red para intentar captar a Dios. En ciertas obras originales y especialmente en el Dawar-y Damyari, la tradición de los Fieles de Verdad perteneciente al islam chiíta del Irán, se ha desarrollado abundantemente este tema de símbolos múltiples, único por su extensión y originalidad en el pensamiento religioso de esta tierra y de la tradición islámica.
Aunque el aspecto concreto de red haya salido del folklore iranio y de los relatos caballerescos de los 'ayyar (equivalente de alguna manera al caballero de la época feudal europea), así como de la literatura de las corporaciones, la red es un arma esencialmente espiritual que ha sido confiada a Pir-Binyamin, manifestación del ángel Gabriel y de Jesucristo.
Este arma llamada dam que nosotros traducimos por red y sus diversas formas asociadas (lazo, caña de pescar, trampa...) simboliza un poder sobrenatural que Binyamin detenta. Como consecuencia del pacto de alianza establecido entre Dios y sus ángeles en la eternidad, le fue prestada la red a Binyamin, como el receptáculo de las fuerzas divinas, atribuyéndole así la función de cazador divino.
La red simboliza igualmente todas las capacidades y virtualidades de la humanidad en la persona de Binyamin, creada por Dios antes incluso que el mundo visible, y que representa al hombre primordial consagrado a la sublimación de su ser.
Dado que la divinidad se simboliza por un águila real, la red es el arma destinada a capturarla, es decir la posibilidad de reivindicar el cumplimiento de la promesa divina de la encarnación.
Si Binyamin es el detentador por excelencia de la red, simboliza en sí mismo la búsqueda apasionada de la divinidad por el hombre. Esta búsqueda, o “caza mística”, evoca la idea de una lucha encarnizada de la humanidad representada por el ángel Binyamin, su mediador, y de un esfuerzo sin el cual la divinidad escapa a quien la persigue, como el águila real que volando desaparece ante el cazador sin ardor. El que tiene esta red (es decir, quien continúa semejante búsqueda apasionada y aventurera) es como Binyamin al acecho para mejor lanzar su red en el momento propicio. La red se compara también a la tela donde la araña acecha su presa.
En todas estas representaciones simbólicas, la red, considerada como objeto sagrado, sirve de vehículo para concretar una fuerza espiritual.(**)
Esta antiquísima arma, conocida por multitud de civilizaciones, muestra un simbolismo directamente relacionado con sus usos en la caza o en combate. La red inmoviliza a sus víctimas dejándolas sin posibilidad alguna de escape. Sus representaciones son, por tanto, una clara señal de dominio.
Tanto en el Próximo Oriente como en la tradición grecolatina los dioses la emplean para capturar a sus fieles o castigar a quienes lo merecen. No podríamos dejar de mencionar a los famosos reciarios, los retiarii romanos, gladiadores que luchaban en los circos armados con una red y un tridente. El sustrato simbólico de todo esto también se manifiesta en la tradición cristiana. Así, el Nuevo Testamento habla de los apóstoles como pescadores de hombres, con lo que las representaciones cristianas de redes pueden ser una referencia a esta mención o incluso una alegoría de la misma Iglesia, y es que la red también refleja la unidad compuesta por multitud de nudos entrelazados. Este mismo sentido es empleado por el taoísmo chino, donde aparece como símbolo de unidad y, en ocasiones, como alegoría de la red de estrellas que atrapa en su seno al cielo y la tierra.
Pero las redes también pueden ser empleadas por los hombres para capturar a sus dioses. De esta forma aparece en el islamismo chií, reflejando la pervivencia de antiguas tradiciones iranias.(****)
Cordón umbilical.
Conducto que infunde vida a la criatura en el vientre materno, por lo que, en el momento del parto, se le considera un objeto maravilloso que debe ser conservado; así se ha hecho durante siglos, ya que era costumbre cortar un pequeño trozo, dejarlo secar y guardarlo en una bolsa de la que muchas personas no se separaban nunca. Al cordón umbilical de gemelos se le atribuyen virtudes curativas por contacto, ya que, entre otras cosas, elimina los dolores de vientre. En muchos lugares el cordón umbilical se tomaba con cuidado y se enterraba en un lugar al que no tuviesen acceso perros u otros animales, pues que éstos se apoderasen de él tendría consecuencias nefastas para la criatura o lo convertiría en un ladrón.(***)
Nudo.
Símbolo complejo que integra varios sentidos importantes, relacionados todos ellos con la idea central de conexión cerrada. En el nudo está ya el dominio de las espirales y de las líneas sigmoideas. El signo del infinito u 8 horizontal, como también esta cifra, constituyen un entrelazado pero también un nudo, lo que muestra la relación de este símbolo con la idea de infinitud o, mejor, de manifestación de esa infinitud. Como la red, el lazo, el entrelazado, el nudo expresa la idea de ligadura y apresamiento; generalmente éste es un concepto que expresa una situación psíquica constante, aunque percibida en mayor o menor grado: la del hombre no liberado y “atado” por el dios uránico. Por esta razón, el Flamen Dialis de los antiguos romanos no podía llevar nudos en su vestidura, lo que acontece también a los peregrinos musulmanes a La Meca. Este sentido mágico de atadura que posee el nudo, al aplicarse literalmente, prácticamente, da lugar a acciones mágicas como la de los marineros de Shetland, los cuales aún creen dominar a los vientos mediante nudos. La cuerda anudada constituye un anillo cerrado, una circunferencia. Como tal, tiene el sentido general de circuito, protección, recinto. El “nudo corredizo” es un signo determinativo egipcio que entra en palabras como “calumnia”, “maldición”, “viaje”, etc. Debe originarse el significado en la idea de atar a alguien alejado y tiene indudable conexión con el arcano del Ahorcado del Tarot.
El “nudo sin fin” es uno de los ocho emblemas de la buena suerte del budismo chino y representa la longevidad; aquí lo que el pensamiento simbólico utiliza del objeto es la idea de conexión pura aplicándola a lo biológico y fenoménico. Por último, el célebre “nudo gordiano” que cortó con su decisión y su espada Alejandro el Grande, es un viejo símbolo del laberinto por la disposición caótica de las cuerdas y de los inextricables lazos que lo constituyen. Deshacer el nudo equivalía al hallazgo del “centro” de que hablan todas las doctrinas místicas. Cortar el nudo, traducir a un plano guerrero y existencial la pura idea de logro y de victoria.(*)
Las significaciones del nudo son muy diversas, pero sobre todo se retendrá la noción de fijación en un estado determinado, de condensación o, en terminología búdica, de agregado. Se habla de nudo de la acción, de desenlace, de nudo vital. Deshacerlo corresponde, ya sea a la crisis o a la muerte, ya a la solución y a la liberación. Esto hace aparecer en seguida la ambivalencia del símbolo, pues el nudo es coerción, complicación, complejo, enredo; pero los nudos, mediante la cuerda, están atados entre ellos y ligados a su principio. Los nudos también pueden materializar los embrollos de la fatalidad. En la literatura y el arte religioso simbolizan la potencia que liga y desliga. También pueden simbolizar la unión de dos seres o un vínculo social, o incluso también un lazo cósmico con la vida primordial.
1. La expresión nudo (granthi) del corazón se utiliza en los Upanishad: deshacer el nudo es alcanzar la inmortalidad. La parábola de la desatadura de los nudos, desarrollada en el Surangama-sütra, es célebre: deshacer los nudos del ser, enseña el Buddha, es el proceso de la liberación; pero los nudos “hechos en un cierto orden no pueden deshacerse más que en el orden inverso”; es una cuestión de riguroso método que el tantrismo se aplica a determinar.
Deshacer, resolver, atravesar los nudos -y no cortarlos como hace Alejandro con el nudo gordiano- se expresa de diversas maneras: es realizar en sentido propio el “desenlace”, pero también es rebasar el lazo del pasha, del nudo corredizo, sin ser atrapado por él. El símbolo es el mismo que el de la deglución por el monstruo; o bien las mandíbulas (el nudo) se cierran y ocurre la muerte; o se permite el pasaje y se alcanza un estado superior, la liberación. El nudo es además, en el caso de los Knoten de Durero, por ejemplo, una suerte de laberinto que debe recorrerse hasta que se alcance el centro: resolución y liberación.
El nudo es también el del bambú chino, cuya sucesión vertical señala una jerarquía de estados a lo largo del eje cielo-tierra, muy semejante a la de los chakra tántricos (así como el bambú de nueve nudos de los taoístas). La ruptura de los nudos (granthi) es además una de las experiencias esenciales de la realización yóguica. El espacio entre las cejas, asiento de la ajnachakra, es llamado Rudragranthi, nudo de Rudra. Los nudos chinos poseen, advierte Granel, un poder de captación de las realidades, es decir, de fijación o de condensación de los estados y los elementos. De ahí viene la utilización de las cuerdas anudadas (conocidas igualmente en América precolombina y también entre los maorís) como primer sistema de expresión. Además de esta significación, la cuerda anudada posee también el mismo valor que el bambú; la de atadura de los nudos sucesivos al Principio.
2. El nudo es signo de vida para los egipcios. El nudo de Isis es un símbolo de inmortalidad. A menudo se encuentra sobre la cabeza o en la mano de los personajes, o también en su cinturón. Normalmente está compuesto por un cordón de zapato, y éste indica una huella viva en el suelo; otras veces, está hecho de tela, de fibras, de cuerdas, etcétera.
Siguiendo a Abraham Abulafia (siglo XII), el objetivo de la vida es desellar el alma, es decir, desanudar los diferentes lazos que la aprietan. Cuando los nudos están desatados, viene la muerte, es decir, la verdadera vida. Se encuentra la misma idea en el budismo del norte, por ejemplo, en un libro tibetano, el Libro del desanudamiento de los nudos.
En el plano espiritual, desatar las ligaduras significa liberarse de las ataduras, para vivir a un nivel más elevado.
Según palabra del midrash a propósito del texto: “el justo florece como la palmera...” (Sal 110,11.13), la palmera se presenta sin curvatura ni nudo. El corazón de la palmeraestá dirigido hacia lo alto, así como el corazón de Israel.
Nudo de Isis. Arte egipcio.
Época Baja (Londres, Museo británico).
3. Las prácticas mágicas distinguen numerosas categorías de lazos y nudos y establecen una verdadera morfología. «Se podrían clasificar los más importantes en dos grandes rúbricas: 1) los lazos mágicos utilizados contra los adversarios humanos (en la guerra, en la brujería), con la operación inversa de "cortar los lazos"; 2) los nudos y lazosbenéficos, medios de defensa contra los animales salvajes, contra las enfermedades y sortilegios, contra los demonios y la muerte» (ELII, 145).
Los etnólogos señalan que en numerosas regiones “está prohibido a los hombres llevar nudo alguno sobre su persona en ciertos períodos críticos (nacimiento, matrimonio, muerte)”.
Según Frazer, todo debe estar abierto y desatado para facilitar el parto. Pero el hilo se utiliza como medio de defensa contra los demonios, durante el parto, entre los kal-muk. Asimismo, en Nueva Guinea, las viudas llevan hilos para defenderse contra las almas de los difuntos.
En Rusia los nudos desempeñan un importante papel en amor y en los ritos de casamiento.
¿Quién me vaticinará el porvenir?
¿Quién desanudará mañana sobre mi pecho
el nudo (del mantón) que tú acabas de apretar?
(romanza cíngara)
El traje de bodas incluía un cinturón trenzado con nudos para preservar del mal de ojo. La creencia popular pretendía que, si el nudo del cinturón del pope se deshacía, sería anuncio de un próximo nacimiento en la aldea. La muchacha anudaba su trenza con una cinta, la mujer casada debía dejarla libre.
Las prácticas de magia agrícolas rusas presentan las dos valorizaciones contrarias del nudo; en ciertas regiones, como Bielorrusia y Carelia, el brujo, para saciar su venganza, anudaba el trigo, depositando un puñado de tallos torcidos al borde del camino; en cambio, en otras regiones después de la cosecha los payeses ponían sobre la tierra desnuda una gavilla retorcida, que asegurara el renuevo; la operación se llama “anudar la barba a Ilya”.
Los marinos del Báltico llevaban sobre sí un trozo de cabo o un pañuelo anudado tres veces: la creencia decía que el primer nudo deshecho traía buen viento, el segundo la tempestad y el tercero la calma; en Estonia, el primer nudo traía también el buen viento, el segundo la buena pesca y el tercero, guardián de tempestades, no debía deshacerse jamás.
Para los griegos y los romanos los ornamentos en forma de trenza, entorchado, espiral, lacerías, así como los rosetones, la cruz, la svástica, el hacha, el disco, etc., son talismanes preservadores.
Pero los nudos también pueden tener influencia perniciosa: las mujeres desanudaban sus cabellos para las procesiones de Dionisos. En Roma, el flamen de Júpiter no debía tener ningún nudo en su ropa ni en su tocado.
En un dibujo de Alberto Durero que representa a Ogmios, el dios celta de la elocuencia, con cadenas que partiendo de su lengua se ata a las orejas de aquellos que le siguen, tiene los faldones de la túnica anudados. El nudo es el símbolo de la presa del dios.
4. En las tradiciones islámicas el nudo aparece como un símbolo de protección. Para conjurar el mal de ojo, los árabes se hacen nudos en la barba. «Persiste una costumbre de los árabes paganos que consiste en que un marido entrelaza dos ramas de árboles por sus extremos antes de partir de viaje: a esta práctica se la llama "el matrimonio de ramas". Si el viajero a su vuelta encuentra las ramas en el mismo estado, deduce que su mujer le ha sido fiel; si no, se cree traicionado».
En Marruecos es frecuente encontrar cerca de los marabutos los nudos hechos en los árboles del contorno. Esta práctica concuerda con la de aportar piedras y puede tener la misma significación de transferir un mal. Para librarse de las enfermedades se suspenden de los árboles trapos y cabellos anudados. En los santuarios se colocan muñecas (de infusión) en las que se mete tierra, cabellos y recortes de uñas: son vehículos de malas influencias, de las que uno se quiere librar. Para proteger el grano contra las hormigas, se hacen nudos a una hoja de palmera y se coloca ésta en el agujero por donde aquéllas salen.
Los peregrinos cuando sufren una tempestad en el mar anudan sus ropas. Pero el peregrino que se presenta en La Meca no debe llevar ningún nudo en sus hábitos.
Los nudos hechos ligan al santo que se invoca; se le dice, por ejemplo: “¡Oh santo! No te liberaré (literalmente: abriré) antes de que me satisfagas”.
En Palestina, “cuando un árabe es atacado y está en peligro, puede librarse de sus enemigos anudando una de las cuerdas del fleco de su tocado pronunciando el nombre de Allah”.
En Marruecos, el marido no puede tener relaciones sexuales con su mujer hasta que desata siete nudos hechos en sus ropas.
El Corán menciona la práctica de las brujas que “ataban nudos mágicos sobre los que soplaban para echarles una suerte”. (M. Hamidullah, señala en su traducción, sura 113, que se recomienda rogar a Dios contra el mal de aquellas que soplan sobre los nudos).
Anudar y desanudar son símbolos ambivalentes que pueden allegarse a los del cinturón.
5. La interpretación del nudo gordiano es aún muy discutida. Gordias era rey de Frigia. La lanza de su carro estaba atada con un nudo tan complicado que nadie podía deshacerlo. Sin embargo el imperio de Asia estaba prometido, según el oráculo, a aquel que lo lograse. Muchos vanamente lo habíanprobado. Alejandro lo segó con su espada. Conquistó el Asia, pero en seguida la perdió. Ya que el nudo gordiano sólo se corta ilusoriamente: se reconstituye sin cesar. Es en realidad el enredo de las realidades invisibles. Siguiendo a Deonna, el nudo gordiano “no tiene comienzo ni fin; es un nudo cósmico de naturaleza vegetal, en relación con un dios celestial del rayo, del trueno, de la luz. También se puede decir que es un nudo de naturaleza social, psicológica y cultural”. Si la espada de Alejandro simboliza un fulgor genial, tal vez desanude el lazo; pero si no es más que un acto de violencia, el lazo se reanuda. Es un hecho que perdió el imperio y que el nudo se volvió a formar.
6. En psicoterapia el término designa cuanto posee «las características de delimitación, fijeza y bloqueo. Se llaman "nudos" los lugares fijos de la onda estacionaria (losnódulos), así como al sitio más duro de la madera de un árbol y también a la ligadura de una cinta, un hilo o una cuerda, etc.» Laimagen del nudo se asocia igualmente a la idea de la muerte. «Los lazos, cuerdas, y nudos se asocian en la mitología de la India a las divinidades de la muerte (Yama, Nirrti),a los demonios y a las enfermedades. En Irán el demonio Astovidhatusch encordela al hombre que va a morir. Entre los aronda de Australia, los demonios matan a los humanos apretando fuertemente su alma con una cuerda. En las islas Danger, el dios de la muerte ata los difuntos con cuerdas para llevarlos al país de los muertos. Tales mitos no dejan de evocar el de las Parcas que nos es familiar». Se dice que las Parcas, o Moiras, personifican el destino de cada ser: tejen y anudan los hilos de su existencia.
Desanudar algo complejo, como se corta un nudo gordiano, no puede considerarse como una victoria psicológica: el resultado sería tan frágil como la conquista de Asia por Alejandro. La espada del conquistador es una solución falsa, la de la violencia. La paciencia que desanuda, en vez de segar, asegura una curación más estable y una conquista más duradera.(**)
Una creencia generalizada es la que sostiene que todas las acciones del hombre están atadas, y símbolo de esa sujeción es el nudo; además, y por extensión, los nudos aprisionan a los espíritus y, a su vez, protegen y hasta libran a una persona de ellos, por lo que conviene llevar siempre uno encima, en los bolsillos o bien visible en un trozo de cuerda, en un pañuelo, etc. Redundando en esta idea conviene reseñar que no en vano la vida se asegura haciendo un nudo en el cordón umbilical. Eso explica que el nudo haya estado presente en un buen número de operaciones mágicas y en ceremonias de unión entre camaradas, como las que celebran las logias masónicas o determinadas congregaciones religiosas, como sucedía en el antiguo Egipto. En la Biblia, en alusión a las brujas babilónicas, se dice que eran “anudadoras de nudos”. Platón, en Las Leyes, condenó a los adeptos a estas prácticas, a las que consideraba encantamientos mágicos sumamente peligrosos. Si se toma un hilo del traje de una muchacha y se le hace un nudo junto a otro practicado en la prenda de un muchacho que la desea, ésta caerá rendidamente enamorada de él poco después. Y por el contrario, si se desata el nudo que sirve de protección a una persona, ésta sufrirá una desgracia o puede incluso que le llegue la muerte. En España, durante siglos, las brujas, para volver a un hombre impotente, realizaban la ligadura, es decir, los “anudaban” practicando un nudo en una prenda o en un cabello; los archivos de la Inquisición de Toledo contienen amplia documentación sobre un buen número de casos de este tipo hasta bien entrado el siglo XVIII. Igualmente las brujas podían desencadenar una tormenta deshaciendo un nudo; pero un nudo, como se ha apuntado, también amparaba, y esto lo saben perfectamente los marinos, que suelen llevar un pañuelo con tres nudos bien apretados. Debe evitarse vestir un traje que tenga nudos, aunque tampoco falta quien los exhibe ostensiblemente como medida de precaución más que como un adorno. Las ropas de los recién nacidos no deben anudarse. Colocarse en la cabeza un pañuelo con cuatro nudos evita que el sol “penetre” en él, y también que lo hagan los demonios. En algunas ceremonias nupciales, en un determinado momento, se deshace un nudo como símbolo de apertura a la felicidad y se pide que nadie lo vuelva a atar. Los jugadores suelen hacer un número determinado de nudos porque creen que eso les da suerte.(***)
Es símbolo de ligazón y unión. Pero esa unión puede ser o no voluntaria; así el nudo puede hacer referencia tanto a las deseadas uniones con fuerzas protectoras, como a las cargas que se atan a nosotros para dificultar nuestro avance.
Uno de los nudos más conocidos procede del Egipto faraónico, es el nudo de Isis, que significaba la atadura a la inmortalidad y, por tanto, a la vida eterna. Así mismo, en muchos ritos de boda, la ligazón del nudo se adopta de forma voluntaria, por lo que representa el amor y el matrimonio deseado. En el mundo islámico el lazo se emplea para anudar diferentes realidades que deben conservarse incólumes durante un periodo de riesgo.
En el budismo, por el contrario, el nudo tiene una acepción negativa, pues ata a la vida contingente y es necesario que el sabio lo desate para alcanzar la liberación y la vida auténtica en el más allá.
Quizá el nudo más famoso de la literatura clásica sea el nudo gordiano que, según el mito, Alejandro Magno cortó con un solo golpe de su espada. Por un lado, evoca vigor y decisión. Pero la decisión de no intentar deshacerlo es una muestra de falta de paciencia y tesón, un reflejo de un carácter excesivamente impulsivo y poco cerebral y espiritual.(****)
Rizo.
En el sistema jeroglífico egipcio, signo determinativo que indica ligar y desligar, según la posición de los cabos. Corresponde al simbolismo general de los ligamentos y de los nudos. El rizo de cabeza toma su significado del que concierne a la cabellera.(*)
Lazos.
El tema de los lazos tiene innúmeras variantes, en la mitología y la iconografía, como imagen de enlazamiento o como forma de arte ornamental, bajo la figura de entrelazados, lacerías, nudos, cintas, cordones, ligamentos, redes y látigos. En el sentido más general, representan la idea de ligar. Parece ser que, así como el contemporáneo (en la versión existencialista) se siente “arrojado” en el mundo, el primitivo y el hombre de las culturas orientales y astrobiológicas se sentía “ligado” al mundo, al creador, al orden y a la sociedad a que pertenecía. En la ornamentación románica, Jurgis BaltruSaitis, en Études sur l'Art médieval en Géorgie et en Arménie, distingue los siguientes tipos de lacerías: entrecruzamiento, entrelazamiento, enlazamiento y encadenamiento. El autor indica que los entrelazados pertenecen al repertorio de formas más antiguas creadas por el hombre, no pudiendo considerarse ni como aportación del arte bárbaro, ni como elemento específicamente asiático. Dentro de los lazos, redes y cordajes, aparecen con frecuencia monstruos, animales y figuras humanas. Ya en el sistema jeroglífico egipcio existía el lazo, como signo correspondiente a la letra T y como equivalente gramatical del posesivo (enlazar, dominar y poseer). Es un símbolo similar al del envolvimiento. Pero dentro de él encontramos particularizaciones especialmente favorables, como el “hilo de oro”, idéntico a la “cuerda de plata” de la tradición hindú y al “hilo de Ariadna”, símbolo de la vía y ligazón interna de la criatura con el creador. El sentido místico viene dado por la inversión del símbolo que, en vez de presentarse como ligadura exterior, aparece como conexión interior. A ésta pertenecen todos los cordones que surgen en heráldica, que a veces forman nudos, lacerías con figura de S o de 8 y representan la ligazón, la dependencia en el sistema feudal de las jerarquías, ratificada por el juramento de honor, lo que constituye la sublimación del hallarse “ligado” por el superior. En cambio, la red exterior que envuelve e inmoviliza, ha de relacionarse con la expresión bíblica aducida por Pinedo: “Llueven sobre los pecadores lazos” (Sal 10, 7). Mircea Eliade aporta en sus obras un detenido estudio del simbolismo del nudo y de la ligadura, concerniente a la cuestión del hilo laberíntico que hay que desatar o el problema esencial al que hay que dar solución. Los dioses del cielo tienen como arma característica el lazo, así Varuna y Urano, lo que significa el supremo privilegio del dominio. Señala Eliade que existe relación simbólica entre lazos y ligaduras e hilos y laberintos. El laberinto puede ser concebido como el nudo que debe ser desatado, empresas míticas respectivamente llevadas a cabo por Teseo y Alejandro. El fin último del ser humano es liberarse de las ligaduras. También en la filosofía griega aparece el motivo: en la caverna de Platón, los hombres se hallan retenidos por cadenas que les impiden moverse (República VIl). Según Plotino, el alma, “después de su caída, se halla aprisionada, está encadenada... pero, volviéndose hacia (el reino de) los pensamientos, se libera de sus ligaduras” (Enéadas IV, 8). El autor citado analiza también, en conexión con este motivo simbólico, la morfología de las ligaduras y de los nudos en la magia y distingue dos grandes grupos: a) nudos y ligamentos benéficos, medios de defensa contra animales salvajes, enfermedades y sortilegios, contra los demonios y la muerte; b) ligaduras empleadas como ataque contra los enemigos humanos, con la operación inversa del corte de las ligaduras; esta última práctica llega al encadenamiento del cadáver para evitar sus acciones presuntas. A veces, el tema de la ligadura se presenta en forma vegetal, bajo el aspecto de ramas frondosas que envuelven, inextricables, los cuerpos sumidos en su interior. Este tema tiene relación con el símbolo de la “devoración” y con los grutescos.(*)
Ligadura.
Ligar a los hombres para hacerlos impotentes o para debilitar su semen hasta volverlo infecundo ha sido, durante siglos, uno de los maleficios más comunes atribuido a las brujas, y su procedimiento se ha nutrido con miles de variantes, desde arrojar agua por donde el sujeto en cuestión debía pasar hasta hacerle un nudo en el pañuelo, pasando por hacerle ingerir un brebaje a base de hierbas nacidas en un cementerio o de raspaduras de pezuñas de asno, etc. Uno de los remedios más eficaces para contrarrestar la acción de estos maleficios consiste en adornar el dormitorio con una cruz de Caravaca y rezar la oración que preserva de todo mal y que dice: “Haced que yo y cuantos están atados con el lazo de la culpa sean desatados y absueltos; también os ruego, Señor, que mediante la intercesión del glorioso mártir san Cipriano seamos libres de todo maleficio y poder del maligno espíritu. Amén”.(***)
Araña. Dibujo de Odilon Redon, 1887.
Araña.
En la araña coinciden tres sentidos simbólicos distintos, que se superponen, confunden o disciernen según los casos, dominando uno de ellos. Son el de la capacidad creadora de la araña, al tejer su tela; el de su agresividad; y el de la propia tela, como red espiral dotada de un centro. La araña en su tela es un símbolo del centro del mundo y en ese sentido es considerada en la India como Maya, la eterna tejedora del velo de las ilusiones; la destructividad del insecto no hace sino ratificar ese simbolismo de lo fenoménico. Por esta causa puede decir Schneider que las arañas, destruyendo y construyendo sin cesar, simbolizan la inversión continua a través de la que se mantiene en equilibrio la vida del cosmos; así, pues, el simbolismo de la araña penetra profundamente en la vida humana para significar aquel “sacrificio continuo”, mediante el cual el hombre se transforma sin cesar durante su existencia; e incluso la misma muerte se limita a devanar una vida antigua para hilar otra nueva. Se considera la araña como animal lunar, a causa de que la luna (por su carácter pasivo, de luz reflejada; y por sus fases, afirmativa y negativa, creciente y decreciente) corresponde a la esfera de la manifestación fenoménica (y en lo psíquico a la imaginación). Así, la luna, por el hecho de regir todas las formas (en cuanto a apariciones y desapariciones), teje todos los destinos, por lo cual aparece en muchos mitos como una inmensa araña.(*)
1. Aunque nosotros tendemos a considerar la araña como símbolo de maleficencia, la India la ve como importantísimo símbolo cosmológico fundado particularmente en la disposición de su tela y el lugar que en ella ocupa, y en el hecho de que la araña la saca de su propia sustancia.
La forma radiada de la tela simboliza el sol que segrega sus rayos, como la araña sus hilos. Oponiéndose a la mayor parte de los mitólogos, Baumann atribuye a la araña mítica un simbolismo solar y no lunar. Se explica en estos términos: “la misteriosa capacidad de tejer sus hilos evoca el sol poniente que a menudo aspira el agua de tal manera que sus rayos parecen tocar la tierra, y sugieren la imagen de una telaraña”.
El hecho de que esté constituida de rayos y de círculos concéntricos recuerda el simbolismo del tejido, que consta de urdimbre y trama. El simbolismo es aquí tanto más elocuente cuanto que la urdimbre radiante une entre sí a elementos, estados, grados y aplicaciones contingentes (figurados concéntricamente, y por tanto cada vez más alejados del centro) y los enlaza a este centro, que no es sino la imagen del Principio.
La tela es por tanto una imagen más de la manifestación como emanación del Ser. El Mundaka Upanishad confirma por otra parte que de ella todo sale (y que a ella todo se reintegra) “como la araña que escupe y vuelve a tragar su hilo”. Además, después de haber tejido el mundo, reintegra su corazón: kalpa y pralaya.
Los Upanishad utilizan aún otro simbolismo: el de la araña elevándose con la ayuda de su hilo y alcanzando así la libertad. El hilo del yogui es el monosílabo Aum; gracias a él, se eleva hasta la liberación. El hilo de la araña es el medio, el soporte de la realización espiritual.
El hilo que ella saca de sí misma es análogo también al árbol cósmico, a la escala de Jacob, al puente de Mahoma, a un pasaje de la tierra al cielo.
2. La araña desempeña un papel demiúrgico para numerosas poblaciones. Entre los pueblos del África occidental, la araña Anansé prepara la materia de los primeros hombres; crea el sol, la luna y las estrellas. Luego el dios del cielo, Nyamé, insufla la vida en el hombre. La araña sigue aquí desempeñando función de intercesora entre la divinidad y el hombre; al igual que un héroe civilizador, aporta los cereales y la azada.
Algunos mitos de la Micronesia (islas Gilbert) presentan a Naró, el Señor araña, como el primero de todos los seres, como un dios creador.
Los ashanti han hecho de la araña un dios primordial: el hombre ha sido creado por una gran araña. Una leyenda malinesa la describe como la consejera del dios supremo, un héroe creador que, “disfrazándose de ave, emprende el vuelo y crea (sin que lo sepa su señor) el sol, la luna y las estrellas... después regula el día y la noche, y suscita el rocío”.
3. La leyenda griega, al contrario, hace de la araña la caricatura de la divinidad; es castigada por rivalizar con Atenea en la tejeduría de tapices. Aracne, joven lidia, teje y borda maravillosos tapices. Adquiere la reputación de haber sido alumna de Atenea, pero pretende no deber su talento más que a sí misma. Desafía a la diosa. Atenea borda los doce dioses del Olimpo en su majestad, Aracne los amores de los mismos con mortales. Atenea, furiosa, desgarra la tapicería y golpea a su rival con la lanzadera. Aracne se ahorca; pero Atenea no le permite morirse y la transforma en araña (aracne en griego), que continúa hilando y tejiendo al cabo de su hilo. La araña, con su ridícula tela actual, simboliza el menoscabo del ser que quiso igualarse a los dioses: es el demiurgo castigado.
4. Epifanía lunar, dedicada al hilado y a la tejeduría, artesana de la tela del mundo, la araña es dueña del destino; lo teje y lo conoce. Esto explica su función adivinadora universalmente reconocida: detenta los secretos del pasado y del porvenir.
La araña migala, en África, es el símbolo del poder de adivinación. Para las poblaciones del Camerún, por ejemplo, “ha recibido del cielo el privilegio de descifrar el porvenir... En el bestiario del arte bamún, el ngaame (otro de sus nombres) disputa el primer lugar a la serpiente real... Su significación es universal y compleja. Ligada al destino del hombre, al drama de su vida terrenal, la adivinación por el ngaame ha creado una técnica de desciframiento de los signos... Consiste en situar sobre el orificio del agujero de la migala signos que el animal revuelve por la noche y transforme en mensaje. A través de ellos el adivino busca la curación, la protección contra el enemigo y el gozo de vivir”.
La mántica por la araña se practicaba corrientemente en el antiguo imperio de los incas del Perú. El adivino destapa una vasija en la cual se conserva la araña adivinadora. Si alguna de sus patas no está doblada, el augurio es malo.
5. La araña es a veces símbolo del alma o animal psicopompo. En los pueblos altaicos del Asia central y de Siberia, principalmente, representa el alma liberada del cuerpo. Entre los muisca de Colombia, si bien no es el alma, es ella sin embargo quien, sobre un barco de telaraña, transporta a través del ríolas almas de los muertos que van a los infiernos.
Para los aztecas es asimismo el símbolo del dios de los infiernos. Entre los montañeses del Vietnam del Sur, la araña es una forma del alma, escapada del cuerpo durante el sueño; matar la araña es arriesgarse a provocar la muerte del cuerpo dormido.
6. La araña simboliza también un grado superior de iniciación. Para los bambara, por ejemplo, designa una clase de iniciados que han alcanzado “la interioridad y la potencia realizadora del hombre intuitivo y meditativo”. Algunos analistasven también en la araña el símbolo de realizaciones o de tendencias psíquicas: “la araña amenazante en el centro de su tela es, por lo demás, un excelente símbolo de la introversión y del narcisismo: esta absorción del ser por su propio centro”.
En los sueños, la aparición de la araña puede tener diferentes sentidos: o bien su trabajo es el símbolo de una “centralización inteligente de las energías psíquicas o bien provoca el asco, porque acecha y abraza su presa. Se convierte entonces en el símbolo de la mujer hechizante, de esa virago satánica, cuya meta consiste en la destrucción del macho”.
7. En la tradición del islam la araña es un símbolo ora favorable ora nefasto. Una araña salva la vida del Profeta tejiendo su tela a través de la abertura de la caverna donde él se ha refugiado para huir de sus enemigos, lo cual les hace creer que nadie ha podido penetrar en ella desde mucho tiempo atrás. Eso, según se dice, una araña blanca; no se deben pues matar arañas de este color. Las arañas negras, por lo contrario, deben destruirse: son nocivas; si una de ellas pasa sobre el ojo del durmiente, hará que se inflame. Una araña venenosa más pequeña que la tarántula, llamada buseha en arábigo, tiene una picadura que se compara al mal de ojo. Se dice de una persona cuya mirada es nefasta que hiere con el ojo como una buseha.
El Corán, en la sura de la araña (al-'Ankabut, 29,40), dice que quienes toman patronos distintos de Dios tienen por símbolo la araña, pues la casa de la araña es la más endeble de todas.
8. Ya en Job (27,18) la casa de la araña era el símbolo de la inestabilidad. Forma parte de la lista de maldiciones que llueven sobre el maldito:
He aquí la muerte que Dios reserva al malvado,
la herencia que el violento recibe de Shaddaï.
Por numerosos que sean sus hijos.
la espada los espera
y sus vastagos sufrirán de hambre.
Los supervivientes serán sepultados por la peste.
sin que sus viudas puedan llorarlos.
Si acumula plata como el polvo,
si amontona vestidos como arcilla,
¡que los amontone!, un justo los vestirá.
un inocente heredará la plata.
Se ha edificado una casa de araña.
Se ha construido una choza de guardián.
Se acuesta rico, mas por última vez;
cuando abra los ojos, ya nada tiene.
Terrores lo asaltan en pleno día,
de noche, un torbellino lo arrebata.
Un vendaval del Este lo arrolla y lo arrastra,
lo arranca del lugar donde mora.
Sin piedad lo toman por blanco,
debe huir de las manos amenazantes (27,13-22).
9. Si bien la araña significa la tejeduría, evoca en efecto la fragilidad de la obra terrenal y su dependencia respecto del tejedor. La creación cosmogónica se simboliza por el acto de la tejeduría; ahora bien, ésta supone un tejedor que permanezca continuamente en relación con su obra, la cual depende de él y está continuamente obrada por él. Este tema se presenta sobre todo en los mitos de la India que aluden a menudo al Tejedorprimordial y a la Araña cósmica. Lo que nos conviene retener aquí son, por una parte, el lazo umbilical entre el creador y la criatura y, por otra parte, la unificación cósmica operada por los vínculos establecidos entre los cuatro puntos cardinales. La criatura está ligada a su Creador; una suerte de cadena de oro los ata uno a otro. Este tema que hallamos también en Platón aparece luego en la literatura cristiana, como lo atestigua este texto del pseudo Dionisio Areopagita: ”Esforcémonos pues con nuestras plegarias en elevarnos hasta la cima de estos rayos divinos y bienhechores, del mismo modo que si agarráramos, para arrastrarla constantemente hacia nosotros con ambas manos alternadas, una cadena infinitamente luminosa que pendiera de lo alto del cielo y descendiera hasta nosotros, tendríamos la impresión de tirarla hacia abajo, pero en realidad nuestro esfuerzo no llegaría a moverla, pues aquélla estaría a la vez presente arriba y abajo y seríamos nosotros más bien quienes nos elevaríamos hacia los más altos esplendores de una radiación perfectamente luminosa. Por lo mismo también, si hubiéramos subido a un barco y nos hubieran lanzado para nuestro socorro cuerdas atadas a alguna roca, no es en verdad hacia nosotros que estiraríamos la roca, sino que hacia laroca halaríamos a nosotros mismos con elbarco” (pseo, Nombres divinos, 3,1, p. 90).
La araña simboliza aquí, por el hilo que segrega, la ligazón entre el creador y su criatura, y la cadena que permite a la segunda atarse al primero y consecuentemente acercársele.(**)
Las arañas son insectos artrópodos que atesoran grandes virtudes, pues aunque algunas son ponzoñosas y su visión produce un miedo insuperable, la mayor parte de ellas, por lo menos en Europa, no son venenosas y se cree que procuran distintos bienes, como por ejemplo el de purificar el aire al aprisionar en sus telas las partículas corruptas que circulan por él. En Castilla, Galicia o Andalucía, los aldeanos cubren sus heridas con un emplasto a base de telas de araña y cera por considerar que es ideal para contener la hemorragia, y lo mismo suelen hacer los carpinteros de otros muchos lugares, con lo que parecen ratificar una creencia bien conocida ya por Plinio el Viejo en el siglo I de nuestra era.
El que mira con atención a una araña mientras teje su red llega a saber quién le va a engañar; por eso trae mala suerte romper una telaraña. La presencia de arañas sobre la ropa que se encuentra dispuesta para su uso es señal de que se va a recibir de forma inesperada una cantidad de dinero. Para librarse de un dolor hay que coger una araña y encerrarla viva en una cajita o en una ampolla de cristal, de modo que conforme el insecto vaya debilitándose, irá disminuyendo la molestia. Las arañas son frecuentes en los sueños, y su aparición en ellos significa que el durmiente va a ser objeto de una traición.(***)
Telaraña. Dibujo anónimo (siglo XVII-XVIII).
La simbología que se asocia a este insecto deriva en gran medida de su peculiar tela. La estructura radial y circular de la tela suele ofrecer reminiscencias solares, y cuando se representa a la araña en su interior, debemos entender una alusión al significado del centro. Así, la tradición hindú emplea la imagen de una telaraña con su creadora en el centro como símbolo del orden cósmico, donde la araña rige sobre los sucesos. En otras interpretaciones los arácnidos pueden evocar nociones de fragilidad (así es su tela) o de trabajo meticuloso.
Pero como todo puede ser tratado desde un punto de vista peyorativo, el Antiguo Testamento recurre a la araña para hablar de la inestabilidad e inconstancia y la tradición cristiana emplea la telaraña como símbolo de las trampas del diablo. Con un sentido tampoco demasiado optimista, la mitología griega narra cómo la osada Aracne, tras compararse con la diosa Atenea, fue convertida en araña y condenada a tejer eternamente.(****)
“Para la cultura india la araña es Maya, la que teje el universo; y este universo es un sueño, un sueño tejido en forma de telaraña. En el tarot podemos ver que el arcano 8 es la Justicia, y la Justicia es una descendiente de la araña. Todo ocho desciende de la araña: las ocho patas, el símbolo del infinito y otras referencias.”
JODOROWSKY, Alejandro. Psicomagia. Editorial Siruela, Barcelona 2004. ISBN: 84-9793-643-4 (vol. 613/2).
Telaraña.
Aparte de su relación con la araña, su simbolismo es el mismo que el del tejido en general. Por su forma espiral presenta también la idea de creación y desenvolvimiento, de rueda y de centro. Pero en éste espera la destrucción y la agresión. La telaraña con la araña en medio simboliza, pues, lo mismo que la Medusa Gorgona representada en el centro de algunos mosaicos: es el torbellino devorador. Probablemente, un símbolo de la intuición negativa del universo, que ve el mal no sólo en la periferia de la rueda de las transformaciones, sino en su propio centro, es decir, en su origen. Noción gnóstica.(*)
Conducto que infunde vida a la criatura en el vientre materno, por lo que, en el momento del parto, se le considera un objeto maravilloso que debe ser conservado; así se ha hecho durante siglos, ya que era costumbre cortar un pequeño trozo, dejarlo secar y guardarlo en una bolsa de la que muchas personas no se separaban nunca. Al cordón umbilical de gemelos se le atribuyen virtudes curativas por contacto, ya que, entre otras cosas, elimina los dolores de vientre. En muchos lugares el cordón umbilical se tomaba con cuidado y se enterraba en un lugar al que no tuviesen acceso perros u otros animales, pues que éstos se apoderasen de él tendría consecuencias nefastas para la criatura o lo convertiría en un ladrón.(***)
Nudo.
Símbolo complejo que integra varios sentidos importantes, relacionados todos ellos con la idea central de conexión cerrada. En el nudo está ya el dominio de las espirales y de las líneas sigmoideas. El signo del infinito u 8 horizontal, como también esta cifra, constituyen un entrelazado pero también un nudo, lo que muestra la relación de este símbolo con la idea de infinitud o, mejor, de manifestación de esa infinitud. Como la red, el lazo, el entrelazado, el nudo expresa la idea de ligadura y apresamiento; generalmente éste es un concepto que expresa una situación psíquica constante, aunque percibida en mayor o menor grado: la del hombre no liberado y “atado” por el dios uránico. Por esta razón, el Flamen Dialis de los antiguos romanos no podía llevar nudos en su vestidura, lo que acontece también a los peregrinos musulmanes a La Meca. Este sentido mágico de atadura que posee el nudo, al aplicarse literalmente, prácticamente, da lugar a acciones mágicas como la de los marineros de Shetland, los cuales aún creen dominar a los vientos mediante nudos. La cuerda anudada constituye un anillo cerrado, una circunferencia. Como tal, tiene el sentido general de circuito, protección, recinto. El “nudo corredizo” es un signo determinativo egipcio que entra en palabras como “calumnia”, “maldición”, “viaje”, etc. Debe originarse el significado en la idea de atar a alguien alejado y tiene indudable conexión con el arcano del Ahorcado del Tarot.
El “nudo sin fin” es uno de los ocho emblemas de la buena suerte del budismo chino y representa la longevidad; aquí lo que el pensamiento simbólico utiliza del objeto es la idea de conexión pura aplicándola a lo biológico y fenoménico. Por último, el célebre “nudo gordiano” que cortó con su decisión y su espada Alejandro el Grande, es un viejo símbolo del laberinto por la disposición caótica de las cuerdas y de los inextricables lazos que lo constituyen. Deshacer el nudo equivalía al hallazgo del “centro” de que hablan todas las doctrinas místicas. Cortar el nudo, traducir a un plano guerrero y existencial la pura idea de logro y de victoria.(*)
Las significaciones del nudo son muy diversas, pero sobre todo se retendrá la noción de fijación en un estado determinado, de condensación o, en terminología búdica, de agregado. Se habla de nudo de la acción, de desenlace, de nudo vital. Deshacerlo corresponde, ya sea a la crisis o a la muerte, ya a la solución y a la liberación. Esto hace aparecer en seguida la ambivalencia del símbolo, pues el nudo es coerción, complicación, complejo, enredo; pero los nudos, mediante la cuerda, están atados entre ellos y ligados a su principio. Los nudos también pueden materializar los embrollos de la fatalidad. En la literatura y el arte religioso simbolizan la potencia que liga y desliga. También pueden simbolizar la unión de dos seres o un vínculo social, o incluso también un lazo cósmico con la vida primordial.
1. La expresión nudo (granthi) del corazón se utiliza en los Upanishad: deshacer el nudo es alcanzar la inmortalidad. La parábola de la desatadura de los nudos, desarrollada en el Surangama-sütra, es célebre: deshacer los nudos del ser, enseña el Buddha, es el proceso de la liberación; pero los nudos “hechos en un cierto orden no pueden deshacerse más que en el orden inverso”; es una cuestión de riguroso método que el tantrismo se aplica a determinar.
Deshacer, resolver, atravesar los nudos -y no cortarlos como hace Alejandro con el nudo gordiano- se expresa de diversas maneras: es realizar en sentido propio el “desenlace”, pero también es rebasar el lazo del pasha, del nudo corredizo, sin ser atrapado por él. El símbolo es el mismo que el de la deglución por el monstruo; o bien las mandíbulas (el nudo) se cierran y ocurre la muerte; o se permite el pasaje y se alcanza un estado superior, la liberación. El nudo es además, en el caso de los Knoten de Durero, por ejemplo, una suerte de laberinto que debe recorrerse hasta que se alcance el centro: resolución y liberación.
El nudo es también el del bambú chino, cuya sucesión vertical señala una jerarquía de estados a lo largo del eje cielo-tierra, muy semejante a la de los chakra tántricos (así como el bambú de nueve nudos de los taoístas). La ruptura de los nudos (granthi) es además una de las experiencias esenciales de la realización yóguica. El espacio entre las cejas, asiento de la ajnachakra, es llamado Rudragranthi, nudo de Rudra. Los nudos chinos poseen, advierte Granel, un poder de captación de las realidades, es decir, de fijación o de condensación de los estados y los elementos. De ahí viene la utilización de las cuerdas anudadas (conocidas igualmente en América precolombina y también entre los maorís) como primer sistema de expresión. Además de esta significación, la cuerda anudada posee también el mismo valor que el bambú; la de atadura de los nudos sucesivos al Principio.
2. El nudo es signo de vida para los egipcios. El nudo de Isis es un símbolo de inmortalidad. A menudo se encuentra sobre la cabeza o en la mano de los personajes, o también en su cinturón. Normalmente está compuesto por un cordón de zapato, y éste indica una huella viva en el suelo; otras veces, está hecho de tela, de fibras, de cuerdas, etcétera.
Siguiendo a Abraham Abulafia (siglo XII), el objetivo de la vida es desellar el alma, es decir, desanudar los diferentes lazos que la aprietan. Cuando los nudos están desatados, viene la muerte, es decir, la verdadera vida. Se encuentra la misma idea en el budismo del norte, por ejemplo, en un libro tibetano, el Libro del desanudamiento de los nudos.
En el plano espiritual, desatar las ligaduras significa liberarse de las ataduras, para vivir a un nivel más elevado.
Según palabra del midrash a propósito del texto: “el justo florece como la palmera...” (Sal 110,11.13), la palmera se presenta sin curvatura ni nudo. El corazón de la palmeraestá dirigido hacia lo alto, así como el corazón de Israel.
Nudo de Isis. Arte egipcio.
Época Baja (Londres, Museo británico).
3. Las prácticas mágicas distinguen numerosas categorías de lazos y nudos y establecen una verdadera morfología. «Se podrían clasificar los más importantes en dos grandes rúbricas: 1) los lazos mágicos utilizados contra los adversarios humanos (en la guerra, en la brujería), con la operación inversa de "cortar los lazos"; 2) los nudos y lazosbenéficos, medios de defensa contra los animales salvajes, contra las enfermedades y sortilegios, contra los demonios y la muerte» (ELII, 145).
Los etnólogos señalan que en numerosas regiones “está prohibido a los hombres llevar nudo alguno sobre su persona en ciertos períodos críticos (nacimiento, matrimonio, muerte)”.
Según Frazer, todo debe estar abierto y desatado para facilitar el parto. Pero el hilo se utiliza como medio de defensa contra los demonios, durante el parto, entre los kal-muk. Asimismo, en Nueva Guinea, las viudas llevan hilos para defenderse contra las almas de los difuntos.
En Rusia los nudos desempeñan un importante papel en amor y en los ritos de casamiento.
¿Quién me vaticinará el porvenir?
¿Quién desanudará mañana sobre mi pecho
el nudo (del mantón) que tú acabas de apretar?
(romanza cíngara)
El traje de bodas incluía un cinturón trenzado con nudos para preservar del mal de ojo. La creencia popular pretendía que, si el nudo del cinturón del pope se deshacía, sería anuncio de un próximo nacimiento en la aldea. La muchacha anudaba su trenza con una cinta, la mujer casada debía dejarla libre.
Las prácticas de magia agrícolas rusas presentan las dos valorizaciones contrarias del nudo; en ciertas regiones, como Bielorrusia y Carelia, el brujo, para saciar su venganza, anudaba el trigo, depositando un puñado de tallos torcidos al borde del camino; en cambio, en otras regiones después de la cosecha los payeses ponían sobre la tierra desnuda una gavilla retorcida, que asegurara el renuevo; la operación se llama “anudar la barba a Ilya”.
Los marinos del Báltico llevaban sobre sí un trozo de cabo o un pañuelo anudado tres veces: la creencia decía que el primer nudo deshecho traía buen viento, el segundo la tempestad y el tercero la calma; en Estonia, el primer nudo traía también el buen viento, el segundo la buena pesca y el tercero, guardián de tempestades, no debía deshacerse jamás.
Para los griegos y los romanos los ornamentos en forma de trenza, entorchado, espiral, lacerías, así como los rosetones, la cruz, la svástica, el hacha, el disco, etc., son talismanes preservadores.
Pero los nudos también pueden tener influencia perniciosa: las mujeres desanudaban sus cabellos para las procesiones de Dionisos. En Roma, el flamen de Júpiter no debía tener ningún nudo en su ropa ni en su tocado.
En un dibujo de Alberto Durero que representa a Ogmios, el dios celta de la elocuencia, con cadenas que partiendo de su lengua se ata a las orejas de aquellos que le siguen, tiene los faldones de la túnica anudados. El nudo es el símbolo de la presa del dios.
4. En las tradiciones islámicas el nudo aparece como un símbolo de protección. Para conjurar el mal de ojo, los árabes se hacen nudos en la barba. «Persiste una costumbre de los árabes paganos que consiste en que un marido entrelaza dos ramas de árboles por sus extremos antes de partir de viaje: a esta práctica se la llama "el matrimonio de ramas". Si el viajero a su vuelta encuentra las ramas en el mismo estado, deduce que su mujer le ha sido fiel; si no, se cree traicionado».
En Marruecos es frecuente encontrar cerca de los marabutos los nudos hechos en los árboles del contorno. Esta práctica concuerda con la de aportar piedras y puede tener la misma significación de transferir un mal. Para librarse de las enfermedades se suspenden de los árboles trapos y cabellos anudados. En los santuarios se colocan muñecas (de infusión) en las que se mete tierra, cabellos y recortes de uñas: son vehículos de malas influencias, de las que uno se quiere librar. Para proteger el grano contra las hormigas, se hacen nudos a una hoja de palmera y se coloca ésta en el agujero por donde aquéllas salen.
Los peregrinos cuando sufren una tempestad en el mar anudan sus ropas. Pero el peregrino que se presenta en La Meca no debe llevar ningún nudo en sus hábitos.
Los nudos hechos ligan al santo que se invoca; se le dice, por ejemplo: “¡Oh santo! No te liberaré (literalmente: abriré) antes de que me satisfagas”.
En Palestina, “cuando un árabe es atacado y está en peligro, puede librarse de sus enemigos anudando una de las cuerdas del fleco de su tocado pronunciando el nombre de Allah”.
En Marruecos, el marido no puede tener relaciones sexuales con su mujer hasta que desata siete nudos hechos en sus ropas.
El Corán menciona la práctica de las brujas que “ataban nudos mágicos sobre los que soplaban para echarles una suerte”. (M. Hamidullah, señala en su traducción, sura 113, que se recomienda rogar a Dios contra el mal de aquellas que soplan sobre los nudos).
Anudar y desanudar son símbolos ambivalentes que pueden allegarse a los del cinturón.
5. La interpretación del nudo gordiano es aún muy discutida. Gordias era rey de Frigia. La lanza de su carro estaba atada con un nudo tan complicado que nadie podía deshacerlo. Sin embargo el imperio de Asia estaba prometido, según el oráculo, a aquel que lo lograse. Muchos vanamente lo habíanprobado. Alejandro lo segó con su espada. Conquistó el Asia, pero en seguida la perdió. Ya que el nudo gordiano sólo se corta ilusoriamente: se reconstituye sin cesar. Es en realidad el enredo de las realidades invisibles. Siguiendo a Deonna, el nudo gordiano “no tiene comienzo ni fin; es un nudo cósmico de naturaleza vegetal, en relación con un dios celestial del rayo, del trueno, de la luz. También se puede decir que es un nudo de naturaleza social, psicológica y cultural”. Si la espada de Alejandro simboliza un fulgor genial, tal vez desanude el lazo; pero si no es más que un acto de violencia, el lazo se reanuda. Es un hecho que perdió el imperio y que el nudo se volvió a formar.
6. En psicoterapia el término designa cuanto posee «las características de delimitación, fijeza y bloqueo. Se llaman "nudos" los lugares fijos de la onda estacionaria (losnódulos), así como al sitio más duro de la madera de un árbol y también a la ligadura de una cinta, un hilo o una cuerda, etc.» Laimagen del nudo se asocia igualmente a la idea de la muerte. «Los lazos, cuerdas, y nudos se asocian en la mitología de la India a las divinidades de la muerte (Yama, Nirrti),a los demonios y a las enfermedades. En Irán el demonio Astovidhatusch encordela al hombre que va a morir. Entre los aronda de Australia, los demonios matan a los humanos apretando fuertemente su alma con una cuerda. En las islas Danger, el dios de la muerte ata los difuntos con cuerdas para llevarlos al país de los muertos. Tales mitos no dejan de evocar el de las Parcas que nos es familiar». Se dice que las Parcas, o Moiras, personifican el destino de cada ser: tejen y anudan los hilos de su existencia.
Desanudar algo complejo, como se corta un nudo gordiano, no puede considerarse como una victoria psicológica: el resultado sería tan frágil como la conquista de Asia por Alejandro. La espada del conquistador es una solución falsa, la de la violencia. La paciencia que desanuda, en vez de segar, asegura una curación más estable y una conquista más duradera.(**)
Una creencia generalizada es la que sostiene que todas las acciones del hombre están atadas, y símbolo de esa sujeción es el nudo; además, y por extensión, los nudos aprisionan a los espíritus y, a su vez, protegen y hasta libran a una persona de ellos, por lo que conviene llevar siempre uno encima, en los bolsillos o bien visible en un trozo de cuerda, en un pañuelo, etc. Redundando en esta idea conviene reseñar que no en vano la vida se asegura haciendo un nudo en el cordón umbilical. Eso explica que el nudo haya estado presente en un buen número de operaciones mágicas y en ceremonias de unión entre camaradas, como las que celebran las logias masónicas o determinadas congregaciones religiosas, como sucedía en el antiguo Egipto. En la Biblia, en alusión a las brujas babilónicas, se dice que eran “anudadoras de nudos”. Platón, en Las Leyes, condenó a los adeptos a estas prácticas, a las que consideraba encantamientos mágicos sumamente peligrosos. Si se toma un hilo del traje de una muchacha y se le hace un nudo junto a otro practicado en la prenda de un muchacho que la desea, ésta caerá rendidamente enamorada de él poco después. Y por el contrario, si se desata el nudo que sirve de protección a una persona, ésta sufrirá una desgracia o puede incluso que le llegue la muerte. En España, durante siglos, las brujas, para volver a un hombre impotente, realizaban la ligadura, es decir, los “anudaban” practicando un nudo en una prenda o en un cabello; los archivos de la Inquisición de Toledo contienen amplia documentación sobre un buen número de casos de este tipo hasta bien entrado el siglo XVIII. Igualmente las brujas podían desencadenar una tormenta deshaciendo un nudo; pero un nudo, como se ha apuntado, también amparaba, y esto lo saben perfectamente los marinos, que suelen llevar un pañuelo con tres nudos bien apretados. Debe evitarse vestir un traje que tenga nudos, aunque tampoco falta quien los exhibe ostensiblemente como medida de precaución más que como un adorno. Las ropas de los recién nacidos no deben anudarse. Colocarse en la cabeza un pañuelo con cuatro nudos evita que el sol “penetre” en él, y también que lo hagan los demonios. En algunas ceremonias nupciales, en un determinado momento, se deshace un nudo como símbolo de apertura a la felicidad y se pide que nadie lo vuelva a atar. Los jugadores suelen hacer un número determinado de nudos porque creen que eso les da suerte.(***)
Es símbolo de ligazón y unión. Pero esa unión puede ser o no voluntaria; así el nudo puede hacer referencia tanto a las deseadas uniones con fuerzas protectoras, como a las cargas que se atan a nosotros para dificultar nuestro avance.
Uno de los nudos más conocidos procede del Egipto faraónico, es el nudo de Isis, que significaba la atadura a la inmortalidad y, por tanto, a la vida eterna. Así mismo, en muchos ritos de boda, la ligazón del nudo se adopta de forma voluntaria, por lo que representa el amor y el matrimonio deseado. En el mundo islámico el lazo se emplea para anudar diferentes realidades que deben conservarse incólumes durante un periodo de riesgo.
En el budismo, por el contrario, el nudo tiene una acepción negativa, pues ata a la vida contingente y es necesario que el sabio lo desate para alcanzar la liberación y la vida auténtica en el más allá.
Quizá el nudo más famoso de la literatura clásica sea el nudo gordiano que, según el mito, Alejandro Magno cortó con un solo golpe de su espada. Por un lado, evoca vigor y decisión. Pero la decisión de no intentar deshacerlo es una muestra de falta de paciencia y tesón, un reflejo de un carácter excesivamente impulsivo y poco cerebral y espiritual.(****)
Rizo.
En el sistema jeroglífico egipcio, signo determinativo que indica ligar y desligar, según la posición de los cabos. Corresponde al simbolismo general de los ligamentos y de los nudos. El rizo de cabeza toma su significado del que concierne a la cabellera.(*)
Lazos.
El tema de los lazos tiene innúmeras variantes, en la mitología y la iconografía, como imagen de enlazamiento o como forma de arte ornamental, bajo la figura de entrelazados, lacerías, nudos, cintas, cordones, ligamentos, redes y látigos. En el sentido más general, representan la idea de ligar. Parece ser que, así como el contemporáneo (en la versión existencialista) se siente “arrojado” en el mundo, el primitivo y el hombre de las culturas orientales y astrobiológicas se sentía “ligado” al mundo, al creador, al orden y a la sociedad a que pertenecía. En la ornamentación románica, Jurgis BaltruSaitis, en Études sur l'Art médieval en Géorgie et en Arménie, distingue los siguientes tipos de lacerías: entrecruzamiento, entrelazamiento, enlazamiento y encadenamiento. El autor indica que los entrelazados pertenecen al repertorio de formas más antiguas creadas por el hombre, no pudiendo considerarse ni como aportación del arte bárbaro, ni como elemento específicamente asiático. Dentro de los lazos, redes y cordajes, aparecen con frecuencia monstruos, animales y figuras humanas. Ya en el sistema jeroglífico egipcio existía el lazo, como signo correspondiente a la letra T y como equivalente gramatical del posesivo (enlazar, dominar y poseer). Es un símbolo similar al del envolvimiento. Pero dentro de él encontramos particularizaciones especialmente favorables, como el “hilo de oro”, idéntico a la “cuerda de plata” de la tradición hindú y al “hilo de Ariadna”, símbolo de la vía y ligazón interna de la criatura con el creador. El sentido místico viene dado por la inversión del símbolo que, en vez de presentarse como ligadura exterior, aparece como conexión interior. A ésta pertenecen todos los cordones que surgen en heráldica, que a veces forman nudos, lacerías con figura de S o de 8 y representan la ligazón, la dependencia en el sistema feudal de las jerarquías, ratificada por el juramento de honor, lo que constituye la sublimación del hallarse “ligado” por el superior. En cambio, la red exterior que envuelve e inmoviliza, ha de relacionarse con la expresión bíblica aducida por Pinedo: “Llueven sobre los pecadores lazos” (Sal 10, 7). Mircea Eliade aporta en sus obras un detenido estudio del simbolismo del nudo y de la ligadura, concerniente a la cuestión del hilo laberíntico que hay que desatar o el problema esencial al que hay que dar solución. Los dioses del cielo tienen como arma característica el lazo, así Varuna y Urano, lo que significa el supremo privilegio del dominio. Señala Eliade que existe relación simbólica entre lazos y ligaduras e hilos y laberintos. El laberinto puede ser concebido como el nudo que debe ser desatado, empresas míticas respectivamente llevadas a cabo por Teseo y Alejandro. El fin último del ser humano es liberarse de las ligaduras. También en la filosofía griega aparece el motivo: en la caverna de Platón, los hombres se hallan retenidos por cadenas que les impiden moverse (República VIl). Según Plotino, el alma, “después de su caída, se halla aprisionada, está encadenada... pero, volviéndose hacia (el reino de) los pensamientos, se libera de sus ligaduras” (Enéadas IV, 8). El autor citado analiza también, en conexión con este motivo simbólico, la morfología de las ligaduras y de los nudos en la magia y distingue dos grandes grupos: a) nudos y ligamentos benéficos, medios de defensa contra animales salvajes, enfermedades y sortilegios, contra los demonios y la muerte; b) ligaduras empleadas como ataque contra los enemigos humanos, con la operación inversa del corte de las ligaduras; esta última práctica llega al encadenamiento del cadáver para evitar sus acciones presuntas. A veces, el tema de la ligadura se presenta en forma vegetal, bajo el aspecto de ramas frondosas que envuelven, inextricables, los cuerpos sumidos en su interior. Este tema tiene relación con el símbolo de la “devoración” y con los grutescos.(*)
Ligadura.
Ligar a los hombres para hacerlos impotentes o para debilitar su semen hasta volverlo infecundo ha sido, durante siglos, uno de los maleficios más comunes atribuido a las brujas, y su procedimiento se ha nutrido con miles de variantes, desde arrojar agua por donde el sujeto en cuestión debía pasar hasta hacerle un nudo en el pañuelo, pasando por hacerle ingerir un brebaje a base de hierbas nacidas en un cementerio o de raspaduras de pezuñas de asno, etc. Uno de los remedios más eficaces para contrarrestar la acción de estos maleficios consiste en adornar el dormitorio con una cruz de Caravaca y rezar la oración que preserva de todo mal y que dice: “Haced que yo y cuantos están atados con el lazo de la culpa sean desatados y absueltos; también os ruego, Señor, que mediante la intercesión del glorioso mártir san Cipriano seamos libres de todo maleficio y poder del maligno espíritu. Amén”.(***)
Araña. Dibujo de Odilon Redon, 1887.
Araña.
En la araña coinciden tres sentidos simbólicos distintos, que se superponen, confunden o disciernen según los casos, dominando uno de ellos. Son el de la capacidad creadora de la araña, al tejer su tela; el de su agresividad; y el de la propia tela, como red espiral dotada de un centro. La araña en su tela es un símbolo del centro del mundo y en ese sentido es considerada en la India como Maya, la eterna tejedora del velo de las ilusiones; la destructividad del insecto no hace sino ratificar ese simbolismo de lo fenoménico. Por esta causa puede decir Schneider que las arañas, destruyendo y construyendo sin cesar, simbolizan la inversión continua a través de la que se mantiene en equilibrio la vida del cosmos; así, pues, el simbolismo de la araña penetra profundamente en la vida humana para significar aquel “sacrificio continuo”, mediante el cual el hombre se transforma sin cesar durante su existencia; e incluso la misma muerte se limita a devanar una vida antigua para hilar otra nueva. Se considera la araña como animal lunar, a causa de que la luna (por su carácter pasivo, de luz reflejada; y por sus fases, afirmativa y negativa, creciente y decreciente) corresponde a la esfera de la manifestación fenoménica (y en lo psíquico a la imaginación). Así, la luna, por el hecho de regir todas las formas (en cuanto a apariciones y desapariciones), teje todos los destinos, por lo cual aparece en muchos mitos como una inmensa araña.(*)
1. Aunque nosotros tendemos a considerar la araña como símbolo de maleficencia, la India la ve como importantísimo símbolo cosmológico fundado particularmente en la disposición de su tela y el lugar que en ella ocupa, y en el hecho de que la araña la saca de su propia sustancia.
La forma radiada de la tela simboliza el sol que segrega sus rayos, como la araña sus hilos. Oponiéndose a la mayor parte de los mitólogos, Baumann atribuye a la araña mítica un simbolismo solar y no lunar. Se explica en estos términos: “la misteriosa capacidad de tejer sus hilos evoca el sol poniente que a menudo aspira el agua de tal manera que sus rayos parecen tocar la tierra, y sugieren la imagen de una telaraña”.
El hecho de que esté constituida de rayos y de círculos concéntricos recuerda el simbolismo del tejido, que consta de urdimbre y trama. El simbolismo es aquí tanto más elocuente cuanto que la urdimbre radiante une entre sí a elementos, estados, grados y aplicaciones contingentes (figurados concéntricamente, y por tanto cada vez más alejados del centro) y los enlaza a este centro, que no es sino la imagen del Principio.
La tela es por tanto una imagen más de la manifestación como emanación del Ser. El Mundaka Upanishad confirma por otra parte que de ella todo sale (y que a ella todo se reintegra) “como la araña que escupe y vuelve a tragar su hilo”. Además, después de haber tejido el mundo, reintegra su corazón: kalpa y pralaya.
Los Upanishad utilizan aún otro simbolismo: el de la araña elevándose con la ayuda de su hilo y alcanzando así la libertad. El hilo del yogui es el monosílabo Aum; gracias a él, se eleva hasta la liberación. El hilo de la araña es el medio, el soporte de la realización espiritual.
El hilo que ella saca de sí misma es análogo también al árbol cósmico, a la escala de Jacob, al puente de Mahoma, a un pasaje de la tierra al cielo.
2. La araña desempeña un papel demiúrgico para numerosas poblaciones. Entre los pueblos del África occidental, la araña Anansé prepara la materia de los primeros hombres; crea el sol, la luna y las estrellas. Luego el dios del cielo, Nyamé, insufla la vida en el hombre. La araña sigue aquí desempeñando función de intercesora entre la divinidad y el hombre; al igual que un héroe civilizador, aporta los cereales y la azada.
Algunos mitos de la Micronesia (islas Gilbert) presentan a Naró, el Señor araña, como el primero de todos los seres, como un dios creador.
Los ashanti han hecho de la araña un dios primordial: el hombre ha sido creado por una gran araña. Una leyenda malinesa la describe como la consejera del dios supremo, un héroe creador que, “disfrazándose de ave, emprende el vuelo y crea (sin que lo sepa su señor) el sol, la luna y las estrellas... después regula el día y la noche, y suscita el rocío”.
3. La leyenda griega, al contrario, hace de la araña la caricatura de la divinidad; es castigada por rivalizar con Atenea en la tejeduría de tapices. Aracne, joven lidia, teje y borda maravillosos tapices. Adquiere la reputación de haber sido alumna de Atenea, pero pretende no deber su talento más que a sí misma. Desafía a la diosa. Atenea borda los doce dioses del Olimpo en su majestad, Aracne los amores de los mismos con mortales. Atenea, furiosa, desgarra la tapicería y golpea a su rival con la lanzadera. Aracne se ahorca; pero Atenea no le permite morirse y la transforma en araña (aracne en griego), que continúa hilando y tejiendo al cabo de su hilo. La araña, con su ridícula tela actual, simboliza el menoscabo del ser que quiso igualarse a los dioses: es el demiurgo castigado.
4. Epifanía lunar, dedicada al hilado y a la tejeduría, artesana de la tela del mundo, la araña es dueña del destino; lo teje y lo conoce. Esto explica su función adivinadora universalmente reconocida: detenta los secretos del pasado y del porvenir.
La araña migala, en África, es el símbolo del poder de adivinación. Para las poblaciones del Camerún, por ejemplo, “ha recibido del cielo el privilegio de descifrar el porvenir... En el bestiario del arte bamún, el ngaame (otro de sus nombres) disputa el primer lugar a la serpiente real... Su significación es universal y compleja. Ligada al destino del hombre, al drama de su vida terrenal, la adivinación por el ngaame ha creado una técnica de desciframiento de los signos... Consiste en situar sobre el orificio del agujero de la migala signos que el animal revuelve por la noche y transforme en mensaje. A través de ellos el adivino busca la curación, la protección contra el enemigo y el gozo de vivir”.
La mántica por la araña se practicaba corrientemente en el antiguo imperio de los incas del Perú. El adivino destapa una vasija en la cual se conserva la araña adivinadora. Si alguna de sus patas no está doblada, el augurio es malo.
5. La araña es a veces símbolo del alma o animal psicopompo. En los pueblos altaicos del Asia central y de Siberia, principalmente, representa el alma liberada del cuerpo. Entre los muisca de Colombia, si bien no es el alma, es ella sin embargo quien, sobre un barco de telaraña, transporta a través del ríolas almas de los muertos que van a los infiernos.
Para los aztecas es asimismo el símbolo del dios de los infiernos. Entre los montañeses del Vietnam del Sur, la araña es una forma del alma, escapada del cuerpo durante el sueño; matar la araña es arriesgarse a provocar la muerte del cuerpo dormido.
6. La araña simboliza también un grado superior de iniciación. Para los bambara, por ejemplo, designa una clase de iniciados que han alcanzado “la interioridad y la potencia realizadora del hombre intuitivo y meditativo”. Algunos analistasven también en la araña el símbolo de realizaciones o de tendencias psíquicas: “la araña amenazante en el centro de su tela es, por lo demás, un excelente símbolo de la introversión y del narcisismo: esta absorción del ser por su propio centro”.
En los sueños, la aparición de la araña puede tener diferentes sentidos: o bien su trabajo es el símbolo de una “centralización inteligente de las energías psíquicas o bien provoca el asco, porque acecha y abraza su presa. Se convierte entonces en el símbolo de la mujer hechizante, de esa virago satánica, cuya meta consiste en la destrucción del macho”.
7. En la tradición del islam la araña es un símbolo ora favorable ora nefasto. Una araña salva la vida del Profeta tejiendo su tela a través de la abertura de la caverna donde él se ha refugiado para huir de sus enemigos, lo cual les hace creer que nadie ha podido penetrar en ella desde mucho tiempo atrás. Eso, según se dice, una araña blanca; no se deben pues matar arañas de este color. Las arañas negras, por lo contrario, deben destruirse: son nocivas; si una de ellas pasa sobre el ojo del durmiente, hará que se inflame. Una araña venenosa más pequeña que la tarántula, llamada buseha en arábigo, tiene una picadura que se compara al mal de ojo. Se dice de una persona cuya mirada es nefasta que hiere con el ojo como una buseha.
El Corán, en la sura de la araña (al-'Ankabut, 29,40), dice que quienes toman patronos distintos de Dios tienen por símbolo la araña, pues la casa de la araña es la más endeble de todas.
8. Ya en Job (27,18) la casa de la araña era el símbolo de la inestabilidad. Forma parte de la lista de maldiciones que llueven sobre el maldito:
He aquí la muerte que Dios reserva al malvado,
la herencia que el violento recibe de Shaddaï.
Por numerosos que sean sus hijos.
la espada los espera
y sus vastagos sufrirán de hambre.
Los supervivientes serán sepultados por la peste.
sin que sus viudas puedan llorarlos.
Si acumula plata como el polvo,
si amontona vestidos como arcilla,
¡que los amontone!, un justo los vestirá.
un inocente heredará la plata.
Se ha edificado una casa de araña.
Se ha construido una choza de guardián.
Se acuesta rico, mas por última vez;
cuando abra los ojos, ya nada tiene.
Terrores lo asaltan en pleno día,
de noche, un torbellino lo arrebata.
Un vendaval del Este lo arrolla y lo arrastra,
lo arranca del lugar donde mora.
Sin piedad lo toman por blanco,
debe huir de las manos amenazantes (27,13-22).
9. Si bien la araña significa la tejeduría, evoca en efecto la fragilidad de la obra terrenal y su dependencia respecto del tejedor. La creación cosmogónica se simboliza por el acto de la tejeduría; ahora bien, ésta supone un tejedor que permanezca continuamente en relación con su obra, la cual depende de él y está continuamente obrada por él. Este tema se presenta sobre todo en los mitos de la India que aluden a menudo al Tejedorprimordial y a la Araña cósmica. Lo que nos conviene retener aquí son, por una parte, el lazo umbilical entre el creador y la criatura y, por otra parte, la unificación cósmica operada por los vínculos establecidos entre los cuatro puntos cardinales. La criatura está ligada a su Creador; una suerte de cadena de oro los ata uno a otro. Este tema que hallamos también en Platón aparece luego en la literatura cristiana, como lo atestigua este texto del pseudo Dionisio Areopagita: ”Esforcémonos pues con nuestras plegarias en elevarnos hasta la cima de estos rayos divinos y bienhechores, del mismo modo que si agarráramos, para arrastrarla constantemente hacia nosotros con ambas manos alternadas, una cadena infinitamente luminosa que pendiera de lo alto del cielo y descendiera hasta nosotros, tendríamos la impresión de tirarla hacia abajo, pero en realidad nuestro esfuerzo no llegaría a moverla, pues aquélla estaría a la vez presente arriba y abajo y seríamos nosotros más bien quienes nos elevaríamos hacia los más altos esplendores de una radiación perfectamente luminosa. Por lo mismo también, si hubiéramos subido a un barco y nos hubieran lanzado para nuestro socorro cuerdas atadas a alguna roca, no es en verdad hacia nosotros que estiraríamos la roca, sino que hacia laroca halaríamos a nosotros mismos con elbarco” (pseo, Nombres divinos, 3,1, p. 90).
La araña simboliza aquí, por el hilo que segrega, la ligazón entre el creador y su criatura, y la cadena que permite a la segunda atarse al primero y consecuentemente acercársele.(**)
Las arañas son insectos artrópodos que atesoran grandes virtudes, pues aunque algunas son ponzoñosas y su visión produce un miedo insuperable, la mayor parte de ellas, por lo menos en Europa, no son venenosas y se cree que procuran distintos bienes, como por ejemplo el de purificar el aire al aprisionar en sus telas las partículas corruptas que circulan por él. En Castilla, Galicia o Andalucía, los aldeanos cubren sus heridas con un emplasto a base de telas de araña y cera por considerar que es ideal para contener la hemorragia, y lo mismo suelen hacer los carpinteros de otros muchos lugares, con lo que parecen ratificar una creencia bien conocida ya por Plinio el Viejo en el siglo I de nuestra era.
El que mira con atención a una araña mientras teje su red llega a saber quién le va a engañar; por eso trae mala suerte romper una telaraña. La presencia de arañas sobre la ropa que se encuentra dispuesta para su uso es señal de que se va a recibir de forma inesperada una cantidad de dinero. Para librarse de un dolor hay que coger una araña y encerrarla viva en una cajita o en una ampolla de cristal, de modo que conforme el insecto vaya debilitándose, irá disminuyendo la molestia. Las arañas son frecuentes en los sueños, y su aparición en ellos significa que el durmiente va a ser objeto de una traición.(***)
Telaraña. Dibujo anónimo (siglo XVII-XVIII).
La simbología que se asocia a este insecto deriva en gran medida de su peculiar tela. La estructura radial y circular de la tela suele ofrecer reminiscencias solares, y cuando se representa a la araña en su interior, debemos entender una alusión al significado del centro. Así, la tradición hindú emplea la imagen de una telaraña con su creadora en el centro como símbolo del orden cósmico, donde la araña rige sobre los sucesos. En otras interpretaciones los arácnidos pueden evocar nociones de fragilidad (así es su tela) o de trabajo meticuloso.
Pero como todo puede ser tratado desde un punto de vista peyorativo, el Antiguo Testamento recurre a la araña para hablar de la inestabilidad e inconstancia y la tradición cristiana emplea la telaraña como símbolo de las trampas del diablo. Con un sentido tampoco demasiado optimista, la mitología griega narra cómo la osada Aracne, tras compararse con la diosa Atenea, fue convertida en araña y condenada a tejer eternamente.(****)
“Para la cultura india la araña es Maya, la que teje el universo; y este universo es un sueño, un sueño tejido en forma de telaraña. En el tarot podemos ver que el arcano 8 es la Justicia, y la Justicia es una descendiente de la araña. Todo ocho desciende de la araña: las ocho patas, el símbolo del infinito y otras referencias.”
JODOROWSKY, Alejandro. Psicomagia. Editorial Siruela, Barcelona 2004. ISBN: 84-9793-643-4 (vol. 613/2).
Telaraña.
Aparte de su relación con la araña, su simbolismo es el mismo que el del tejido en general. Por su forma espiral presenta también la idea de creación y desenvolvimiento, de rueda y de centro. Pero en éste espera la destrucción y la agresión. La telaraña con la araña en medio simboliza, pues, lo mismo que la Medusa Gorgona representada en el centro de algunos mosaicos: es el torbellino devorador. Probablemente, un símbolo de la intuición negativa del universo, que ve el mal no sólo en la periferia de la rueda de las transformaciones, sino en su propio centro, es decir, en su origen. Noción gnóstica.(*)
Nudo de amor.
-El nudo de amor, al igual que el anillo, es un símbolo de unión eterna: en el enlazamiento voluntario de las almas. Ello no implica servidumbre sino aceptación incondicional de unos vínculos y de un destino común. Uno de estos emblemas es el lazo que representa el nudo de amor en tanto que objeto de lujo que se luce con orgullo.
-Es tradición que los amantes luzcan un lazo azul anudado. El azul, que es el color de la Virgen María, representa un amor que va más allá de la atracción sexual.
-El amarillo, que simboliza el sol, la luz y la bondad, es un color de fidelidad y de constancia. En Estados Unidos es tradición llevar lazos amarillos cuando se anhela el regreso de un ser querido. También se pueden colgar en el hogar o atar a un árbol (como un roble, que representa fortaleza frente a las adversidades).
-El nudo sin fin significa amor eterno y longevidad, lo cual implica que una unión feliz puede aportar larga vida.
-En Japón, las cartas de amor se enviaban en hojas dobladas formando un lazo.
Aracne.
Se cuenta que Ariadna tejía de manera tan admirable que la diosa Atenea sintió envidia de ella y la convirtió en una araña. Y es que las telas que realizan estos minúsculos animales, pueden ser la envidia de los mismos dioses. Muchas son verdaderas trampas para la caza y otras sirven sólo de habitación.
El hilo que fabrican en sus órganos tiene un diámetro que a veces no excede de dos milésimas de milímetro, y algunas clases de seda son más resistentes que el acero, en el supuesto de que pudiera fabricarse acero tan fino. Puede estirarse hasta un quinto de su longitud sin romperse. Generalmente, las hembras son mejores tejedoras, mientras que los machos construyen "casas de solteros" provisionales y con seda de mala calidad.
En algunos casos, una misma araña tiene una tela-trampa y una tela-habitación comunicadas entre sí por medio de hilos; cuando un insecto queda atrapado en la tela-trampa, la vibración de los hilos sirve de aviso a la araña que, mientras, puede bajar la guardia y descansar tranquilamente. El problema surge en el apareamiento: algunas hembras confunden al macho que osa entrar en su red para hacerle la corte con materia comestible y lo devora. Esto sí que es morir por amor.
Se cuenta que Ariadna tejía de manera tan admirable que la diosa Atenea sintió envidia de ella y la convirtió en una araña. Y es que las telas que realizan estos minúsculos animales, pueden ser la envidia de los mismos dioses. Muchas son verdaderas trampas para la caza y otras sirven sólo de habitación.
El hilo que fabrican en sus órganos tiene un diámetro que a veces no excede de dos milésimas de milímetro, y algunas clases de seda son más resistentes que el acero, en el supuesto de que pudiera fabricarse acero tan fino. Puede estirarse hasta un quinto de su longitud sin romperse. Generalmente, las hembras son mejores tejedoras, mientras que los machos construyen "casas de solteros" provisionales y con seda de mala calidad.
En algunos casos, una misma araña tiene una tela-trampa y una tela-habitación comunicadas entre sí por medio de hilos; cuando un insecto queda atrapado en la tela-trampa, la vibración de los hilos sirve de aviso a la araña que, mientras, puede bajar la guardia y descansar tranquilamente. El problema surge en el apareamiento: algunas hembras confunden al macho que osa entrar en su red para hacerle la corte con materia comestible y lo devora. Esto sí que es morir por amor.
Alejandro Magno y el Nudo Gordiano.
Expresión utilizada para aludir un problema de cuya difícil resolución depende un gran bien y que se solventa por medios expeditivos.
Su origen se encuentra en el episodio que tuvo lugar en el año 334 a. C. en la ciudad de Gordión, a orillas del río Sangario, capital de los reyes de Frigia, en Asia Menor.
Según narra la leyenda, un día en que Gordias estaba trabajando en el campo un águila se posó sobre el yugo de su arado y permaneció allí hasta la noche. Intrigado por el acontecimiento se dirigió a Telmiso para consultar a una joven profetisa que lo condujo al Templo de Zeus para ofrecer un sacrificio.
Su origen se encuentra en el episodio que tuvo lugar en el año 334 a. C. en la ciudad de Gordión, a orillas del río Sangario, capital de los reyes de Frigia, en Asia Menor.
Según narra la leyenda, un día en que Gordias estaba trabajando en el campo un águila se posó sobre el yugo de su arado y permaneció allí hasta la noche. Intrigado por el acontecimiento se dirigió a Telmiso para consultar a una joven profetisa que lo condujo al Templo de Zeus para ofrecer un sacrificio.
Años después, en plena guerra civil, los frigios acudieron al oráculo para consultarle sobre la elección de su rey, y este les respondió que lo verían aparecer sobre un carro. En aquel momento apareció una carreta conducida por Gordias, que inmediatamente fue proclamado rey.
En agradecimiento Gordias consagró a Zeus su carro, cuyo yugo estaba unido a la lanza con un nudo atado con tal arte que no podían verse los cabos, lo que hacía imposible desatarlo y al que se dio el nombre de “nudo gordiano”.Este nudo gordiano debe su fama a la historia protagonizada por Alejandro Magno a su paso por la ciudad con motivo de la expedición contra Darío, rey de los persas. Conocedor del oráculo que había predicho que aquel que desatase el complicado nudo y ligase el yugo al timón del carro real se convertiría en el dueño de Asia, cortó el nudo gordiano, puesto que no lo podía desatar, diciendo: “Tanto monta cortar, como desatar...” Y se cumplió el oráculo.
En agradecimiento Gordias consagró a Zeus su carro, cuyo yugo estaba unido a la lanza con un nudo atado con tal arte que no podían verse los cabos, lo que hacía imposible desatarlo y al que se dio el nombre de “nudo gordiano”.Este nudo gordiano debe su fama a la historia protagonizada por Alejandro Magno a su paso por la ciudad con motivo de la expedición contra Darío, rey de los persas. Conocedor del oráculo que había predicho que aquel que desatase el complicado nudo y ligase el yugo al timón del carro real se convertiría en el dueño de Asia, cortó el nudo gordiano, puesto que no lo podía desatar, diciendo: “Tanto monta cortar, como desatar...” Y se cumplió el oráculo.
Quipu.
Un quipu clásico está formado por una cuerda larga trasversal, de color negro, a la que se anudan cuerdas verticales de color amarillo pajizo, llenas de nudos y paralelas entre sí, además de otra más larga de color carmesí con cuatro nudos, del último de los cuales parte otra cuerda con diez nudos de los que cuelgan diez cordones subsidiarios de diversos colores. El penúltimo, nudoso y de color amarillo, indica el número 1.000, y el último, blanco y también con nudos, el 30.000.
Manejo del quipu según el códice peruano de
Guaman Poma de Ayala siglo XV.
Aunque no se conocen todas las claves para interpretarlos, se sabe que los quipus servían para contar y para comunicar mensajes de interés administrativo, militar y económico, como el producto de las cosechas, la capacidad para almacenarlas, el crecimiento de la población o los daños producidos por una invasión. No se registraban, sin embargo, los años de un reinado, tal vez porque no les preocupaba. Los quipus circulaban por la amplia red de caminos incas. En cada ciudad había una persona, el quipucamayoc, encargado de fabricar el quipu con un mensaje determinado, que era interpretado en la ciudad de destino por el quipucamayoc local, quien hacía llegar la información a las autoridades. Lamentablemente, se conservan muy pocos quipus, ya que los españoles los quemaron casi todos por considerarlos heréticos.
El quipu era un útil para efectuar cuentas y memorizarlas.
Las cantidades se expresaban por el grosor y posición de los nudos.
Quipu
Revista INVESTIGACIÓN y CIENCIA
La civilización incaica desarrolló una forma rudimentaria de escritura que se emparentaría más con nuestras modernas fichas perforadas que con los signos trazados sobre el papel. Los quipus constituían prontuarios materiales de quien contaba -o en su caso del contable-, materializando el simbolismo de los valores numéricos con nudos en una cuerda. Un texto importante, un registro de cuentas, por ejemplo, se presenta en la forma de una cuerda con cordeles atados en cada uno de los puntos, y la cuerda representaba el desarrollo secuencial. La combinación de los nudos, tal como se ofrece en el cuadro, permitía por tanto formar una cifra mediante un método de adición numérica con una numeración de las posiciones (millares, centenas, decenas) muy sutil para su época. En realidad, el sistema de codificación de nuestras fichas perforadas, tal como fue inventado por Hollerith, podría encontrar un antepasado lejano en este sistema, originario de las culturas americanas prehispánicas. También sabemos que cordeles de colores diferentes representaban especies diferentes, como cabras o maíz, por ejemplo, y que los contadores utilizaban los nudos reconocibles del quipu como prontuario para recordar su historia al recorrer el quipu con las manos.
¿Una correspondencia entre lo visual y lo escrito?
Esta es una tentativa efectuada por el editor Bruckman (Alemania) de crear una correspondencia, de acuerdo con las ideas de Panofsky, entre estilo arquitectónico y estructura gráfica del escrito. Por supuesto, una correspondencia de este tipo sólo puede ser aproximada. Pero, aunque probablemente exista una correlación cultural entre la rectitud griega y una tipografía antigua, entre la complejidad gótica y la proliferación arquitectónica de las catedrales, entre la multiplicidad ornamental y el gótico italiano, las parejas sólo se corresponden cuando se presentan conjuntamente. ¿Existe un juego seductor que se pierde en el abismo de la "correspondencia entre las artes"?
Los quipus incas
Los libros de contabilidad incas constaban de ristras de cordeles anudados.
Su sistema de codificación numérica ya no tiene secreto, pero el contenido literario sigue siendo un enigma.
En 1532 estalló la guerra entre los dos hermanos y enemigos incas: Atahualpa, instalado en Quito, y Huáscar, de Cuzco. Este conflicto fratricida, consecuencia de la división del Imperio a la muerte de Huayna Cápac, padre de ambos, acontecida siete años antes, iba a precipitar la caída de la civilización incaica, porque ese mismo año el español Francisco Pizarro desembarcaba en las costas ecuatorianas con planes de conquista. La debilitación del Imperio y las disensiones internas le facilitaron grandemente la tarea.
Algunos años más tarde, Garcilaso el Inca, historiador y poeta mestizo, aprendió la lengua de los indígenas y recorrió el imperio colonizado, para recopilar sus tradiciones. Según su descripción, los indios, cuando iban a Cuzco a pagar sus tributos a los nuevos amos llegados del Viejo Mundo, tejían hilos, de uno o varios colores, en los que escribían números mediante nudos. Luego, estos hilos se enfilaban ordenadamente a lo largo de un cordón principal, a modo de flecos. Estos dispositivos de numeración corresponden a los quipus ("quipu" significa "nudo" en quechua, la lengua de los incas); amén de su contenido numérico, habrían sido depositarios también de información literaria. Sobre esta descodificación no existe todavía consenso entre los expertos. Describiremos aquí las hipótesis que éstos defienden.
En el imperio inca no se conocía la escritura. En una sociedad en la que todo estaba minuciosamente organizado e inventariado de forma metódica, los quipus constituían el único medio de transporte de información. Se utilizaban para la administración del estado: censos, inventarios, producción minera, composición de la mano de obra, etcétera. Cada quipu operaba como un auténtico libro de contabilidad.
Pero, además de recursos materiales y humanos, en los quipus se registraban también efemérides, baladas, leyes o tratados de paz. Volveremos más adelante a ocuparnos del contenido no numérico de los quipus, todavía motivo de controversia.
Un servicio de correo a caballo transportaba los mensajes a través de una red viaria. El sistema funcionaba de forma similar al Pony express (la primera línea de correo exprés estadounidense, inaugurada en 1860, que operaba entre Missouri y California): los jinetes se relevaban de posta en posta hasta el destino final.
Sólo los administradores, o quipucamayocs ("guardianes de los quipus"), conocían la clave de estos libros de contabilidad. La mayoría de los quipus depositados en Cuzco o en las provincias fueron destruidos por los generales de Atahualpa y, más tarde, por los funcionarios reales, que obedecían las órdenes del virrey Francisco de Toledo de acabar con las tradiciones. Otros quipus se utilizaron para encender las hogueras donde los sacerdotes quemaban los ídolos y todos los objetos de culto.
Anatomía de un quipu
Los escasos ejemplares (unos 500) que todavía se conservan en los museos se han hallado en yacimientos funerarios, pues los incas se enterraban con todos los objetos que habían utilizado en vida. Veamos de qué modo se codifica en un quipu la información numérica.
Garcilaso fue preciso en sus observaciones: un quipu consta de una cuerda gruesa, la principal, a la que se atan varias cuerdas más, de 20 a 50 centímetros de longitud. Un quipu puede contener hasta 2000 cuerdas. Al extenderlo sobre un plano horizontal, unas de estas cuerdas, las inferiores, quedan orientadas en un sentido, mientras que las superiores se orientan en el sentido contrario (las ataduras están tan prietas, que no cabe duda sobre la orientación de las cuerdas). Una tercera categoría de cuerdas, las secundarias, se atan a las superiores o inferiores.
La mayoría de las cuerdas tienen nudos. ¿Cuál es su significado? A pesar de las informaciones recogidas por los cronistas españoles, hasta 1912 no se resolvió el misterio. Veamos la descripción que Leland Locke hizo de un quipu del Museo de Historia Natural de Nueva York.
Merced a los escritos de Garcilaso, Locke sabía que el valor de los números codificados por los nudos dependía de la posición de éstos a lo largo de cada una de las cuerdas. Contienen éstas tres grupos de nudos: un grupo inferior, que Locke atribuye a las unidades, uno central, que corresponde a las decenas y, por fin, un grupo cercano a la cuerda principal para las centenas.
Su hipótesis se confirma cuando observa que el número codificado en cada cuerda superior coincide con la suma de los números codificados en el grupo de cuerdas inferiores correspondiente.
Tres tipos de nudos
La representación de los números en los quipus guarda semejanza con nuestro sistema posicional de base 10. Recordemos sus características principales. Nosotros disponemos de 10 símbolos: los dígitos que van del O al 9. En un número, pongamos el 6489, por ejemplo, cada cifra corresponde al coeficiente de una potencia de 10, cuyo exponente es O (10° = 1) para la cifra situada en la posición derecha extrema y aumenta en una unidad cada vez que nos desplazamos un puesto hacia la izquierda. Así, 6489 es igual a 6 x 10 x 10 x 10 + 4 x 10 x 10 + 8 x 10 + 9, es decir, 6000 + 400 + 80 + 9. Cabe señalar que el sistema posicional no está vinculado sólo a la base 10. Los mayas, por ejemplo, contaban en el sistema vigesimal, es decir, en base 20, y se servían también de un sistema posicional.
En los quipus aparecen sólo tres tipos de nudos, a saber: simples, largos (un nudo simple al que se le dan varias pasadas por el interior del lazo antes de cerrarlo) y en ocho. En una cuerda, los nudos se organizan en grupos de uno a nueve (volvemos a encontrar nuestras 9 cifras, excluido el 0); a cada grupo se le asigna una potencia de 10, que aumenta conforme nos acercamos a la cuerda principal.
Las unidades suelen estar representadas por nudos largos, cuyo número de vueltas indica el número de unidades; las otras potencias de 10 aparecen representadas por nudos simples. Cuando se trata de codificar una sola unidad, en cambio, se recurre a un nudo en ocho para evitar confusiones (un nudo largo de una sola vuelta equivale a un nudo simple). El cero se representa por la ausencia de nudo en un grupo (grupo nulo). El tipo de nudo facilita la identificación de las unidades; los grupos de nudos se hallan alineados en la misma posición en todos los cordeles, lo que agiliza la localización de las posiciones desprovistas de nudos. Además, dado que la representación de las unidades resulta inequívoca, en ocasiones se observan varios números escritos en una misma cuerda.
La descodificación que acabamos de exponer se limita al aspecto numérico. Hasta la fecha, nadie la ha contradicho. ¿Qué ocurre, en cambio, con la expresión de hechos e ideas? El debate dista de estar concluido. De nuevo, los cronistas y, entre ellos, en primer lugar, el Inca Garcilaso, nos ofrecen algunas indicaciones. Según el historiador mestizo, el significado extranumeral de los cordeles vendría dado por los colores, al ser algunos hilos de un solo color, otros de dos, de tres, e incluso más. Los colores simples y sus combinaciones encerrarían cada uno su propio significado.
Dos hipótesis
En algunos quipus se ha identificado un registro de municiones. Las combinaciones de colores indican las armas por orden jerárquico: en la primera cuerda, las más nobles, como las lanzas; después, en la segunda, los dardos; a continuación los arcos y las flechas; y así hasta las mazas, las hachas y las hondas.
El sentido de torsión de los hilos de la cuerda tendría también significado. Las cuerdas cuyos hilos girasen hacia la derecha representarían conceptos positivos, mientras que las cuerdas hiladas a izquierdas tendrían un sentido negativo.
El misterio de la ausencia de escritura quedaría resuelto de hallar significado a la orientación en la que se torció la cuerda; pues, ¿cómo es posible que una civilización de suma complejidad, cuyo poder se extendía sobre el territorio que hoy abarca Perú, Bolivia, Ecuador y el norte de Chile y de Argentina, pudiera prescindir de la escritura? Sería tan impensable como una Grecia sin lengua.
Gary Urton, de la Universidad de Harvard, cree haber desvelado un lenguaje en código binario transcrito en las cuerdas de los quipus. Se trataría de un sistema completamente inédito (hoy es todavía objeto de debate) y radicalmente distinto de nuestro sistema de escritura. Según Urton, cada nudo sería el resultado de una sucesión de seis decisiones (los arqueólogos del Neolítico hablarían de "cadenas operatorias") ¿Ha de hacerse el nudo con pelo de llama o lana de oveja? ¿Ha de ir una cuerda en la parte superior o en la inferior? ¿Deben ser azules o rojos sus hilos? En lo referente a los colores, Urton utiliza la terminología y el simbolismo de los tejedores bolivianos, que distinguen 24 colores.
Este antropólogo diferencia, en total, seis decisiones binarias y una de opciones múltiples (el color). En definitiva, el repertorio informativo de un quipu constaría de 26 x 24 = 1536 signos, un repertorio de mayor extensión que el de la escritura cuneiforme mesopotámica o el de los jeroglíficos egipcios. Un quipu abarcaría, pues, más que un mero recordatorio. Urton llevará a cabo la informatización de todos los detalles de los quipus disponibles. Pretende, además, hacer accesibles tales datos a cuantos deseen estudiar y descifrar el código.
En junio de 2003, Carne Brezine, tejedora y matemática, proporcionó una copia de las transcripciones de unos quipus descubiertos delante de una caverna situada sobre el lago de los Cóndores, en el norte de Perú. Largas series de nudos aparecían, casi idénticas, en tres de los quipus; ello indicaba que la información se había copiado de uno a otro, igual que los monjes copistas de la Edad Media reproducían los manuscritos.
Laura Laurencich Minelli, de la Universidad de Bolonia, aboga también por la existencia de un significado no numérico en los quipus. En fecha reciente, ha descrito un manuscrito del siglo XVII, atribuido a Joan Antonio Cumis y a Joan Anello Oliva, que encerraría información detallada sobre los "quipus literarios". En el documento de estos dos jesuítas estaban intercaladas tres páginas de dibujos firmados por Blas Valera y un sobre que contenía un fragmento de un quipu. Según Cumis, ciertos quipus, los de la realeza, se distinguirían de los destinados a la contabilidad. Sin embargo, pocos de ellos habrían sobrevivido a los "autos de fe" de la Inquisición española.
Respecto de la forma en que el quechua se escribía mediante nudos, Cumis señala que: "La rareza de las palabras y la posibilidad de modificar un mismo término mediante partículas o sufijos ha permitido a los incas la confección de un diccionario sin papel, ni tinta, ni pluma [...]. Mi interlocutor elaboró luego la lista de las palabras principales, así como la forma de codificarlas en un quipu".
Quizá nos hallemos todavía lejos de comprender la interpretación que los quipucamayocs hacían de los quipus. Hasta la fecha, sólo se han descifrado con certeza las reglas numéricas; queda por desvelar el misterio de las combinaciones de símbolos, colores y posiciones.
Manejo del quipu según el códice peruano de
Guaman Poma de Ayala siglo XV.
Aunque no se conocen todas las claves para interpretarlos, se sabe que los quipus servían para contar y para comunicar mensajes de interés administrativo, militar y económico, como el producto de las cosechas, la capacidad para almacenarlas, el crecimiento de la población o los daños producidos por una invasión. No se registraban, sin embargo, los años de un reinado, tal vez porque no les preocupaba. Los quipus circulaban por la amplia red de caminos incas. En cada ciudad había una persona, el quipucamayoc, encargado de fabricar el quipu con un mensaje determinado, que era interpretado en la ciudad de destino por el quipucamayoc local, quien hacía llegar la información a las autoridades. Lamentablemente, se conservan muy pocos quipus, ya que los españoles los quemaron casi todos por considerarlos heréticos.
El quipu era un útil para efectuar cuentas y memorizarlas.
Las cantidades se expresaban por el grosor y posición de los nudos.
Quipu
Revista INVESTIGACIÓN y CIENCIA
La civilización incaica desarrolló una forma rudimentaria de escritura que se emparentaría más con nuestras modernas fichas perforadas que con los signos trazados sobre el papel. Los quipus constituían prontuarios materiales de quien contaba -o en su caso del contable-, materializando el simbolismo de los valores numéricos con nudos en una cuerda. Un texto importante, un registro de cuentas, por ejemplo, se presenta en la forma de una cuerda con cordeles atados en cada uno de los puntos, y la cuerda representaba el desarrollo secuencial. La combinación de los nudos, tal como se ofrece en el cuadro, permitía por tanto formar una cifra mediante un método de adición numérica con una numeración de las posiciones (millares, centenas, decenas) muy sutil para su época. En realidad, el sistema de codificación de nuestras fichas perforadas, tal como fue inventado por Hollerith, podría encontrar un antepasado lejano en este sistema, originario de las culturas americanas prehispánicas. También sabemos que cordeles de colores diferentes representaban especies diferentes, como cabras o maíz, por ejemplo, y que los contadores utilizaban los nudos reconocibles del quipu como prontuario para recordar su historia al recorrer el quipu con las manos.
¿Una correspondencia entre lo visual y lo escrito?
Esta es una tentativa efectuada por el editor Bruckman (Alemania) de crear una correspondencia, de acuerdo con las ideas de Panofsky, entre estilo arquitectónico y estructura gráfica del escrito. Por supuesto, una correspondencia de este tipo sólo puede ser aproximada. Pero, aunque probablemente exista una correlación cultural entre la rectitud griega y una tipografía antigua, entre la complejidad gótica y la proliferación arquitectónica de las catedrales, entre la multiplicidad ornamental y el gótico italiano, las parejas sólo se corresponden cuando se presentan conjuntamente. ¿Existe un juego seductor que se pierde en el abismo de la "correspondencia entre las artes"?
Los quipus incas
Los libros de contabilidad incas constaban de ristras de cordeles anudados.
Su sistema de codificación numérica ya no tiene secreto, pero el contenido literario sigue siendo un enigma.
En 1532 estalló la guerra entre los dos hermanos y enemigos incas: Atahualpa, instalado en Quito, y Huáscar, de Cuzco. Este conflicto fratricida, consecuencia de la división del Imperio a la muerte de Huayna Cápac, padre de ambos, acontecida siete años antes, iba a precipitar la caída de la civilización incaica, porque ese mismo año el español Francisco Pizarro desembarcaba en las costas ecuatorianas con planes de conquista. La debilitación del Imperio y las disensiones internas le facilitaron grandemente la tarea.
Algunos años más tarde, Garcilaso el Inca, historiador y poeta mestizo, aprendió la lengua de los indígenas y recorrió el imperio colonizado, para recopilar sus tradiciones. Según su descripción, los indios, cuando iban a Cuzco a pagar sus tributos a los nuevos amos llegados del Viejo Mundo, tejían hilos, de uno o varios colores, en los que escribían números mediante nudos. Luego, estos hilos se enfilaban ordenadamente a lo largo de un cordón principal, a modo de flecos. Estos dispositivos de numeración corresponden a los quipus ("quipu" significa "nudo" en quechua, la lengua de los incas); amén de su contenido numérico, habrían sido depositarios también de información literaria. Sobre esta descodificación no existe todavía consenso entre los expertos. Describiremos aquí las hipótesis que éstos defienden.
En el imperio inca no se conocía la escritura. En una sociedad en la que todo estaba minuciosamente organizado e inventariado de forma metódica, los quipus constituían el único medio de transporte de información. Se utilizaban para la administración del estado: censos, inventarios, producción minera, composición de la mano de obra, etcétera. Cada quipu operaba como un auténtico libro de contabilidad.
Pero, además de recursos materiales y humanos, en los quipus se registraban también efemérides, baladas, leyes o tratados de paz. Volveremos más adelante a ocuparnos del contenido no numérico de los quipus, todavía motivo de controversia.
Un servicio de correo a caballo transportaba los mensajes a través de una red viaria. El sistema funcionaba de forma similar al Pony express (la primera línea de correo exprés estadounidense, inaugurada en 1860, que operaba entre Missouri y California): los jinetes se relevaban de posta en posta hasta el destino final.
Sólo los administradores, o quipucamayocs ("guardianes de los quipus"), conocían la clave de estos libros de contabilidad. La mayoría de los quipus depositados en Cuzco o en las provincias fueron destruidos por los generales de Atahualpa y, más tarde, por los funcionarios reales, que obedecían las órdenes del virrey Francisco de Toledo de acabar con las tradiciones. Otros quipus se utilizaron para encender las hogueras donde los sacerdotes quemaban los ídolos y todos los objetos de culto.
Anatomía de un quipu
Los escasos ejemplares (unos 500) que todavía se conservan en los museos se han hallado en yacimientos funerarios, pues los incas se enterraban con todos los objetos que habían utilizado en vida. Veamos de qué modo se codifica en un quipu la información numérica.
Garcilaso fue preciso en sus observaciones: un quipu consta de una cuerda gruesa, la principal, a la que se atan varias cuerdas más, de 20 a 50 centímetros de longitud. Un quipu puede contener hasta 2000 cuerdas. Al extenderlo sobre un plano horizontal, unas de estas cuerdas, las inferiores, quedan orientadas en un sentido, mientras que las superiores se orientan en el sentido contrario (las ataduras están tan prietas, que no cabe duda sobre la orientación de las cuerdas). Una tercera categoría de cuerdas, las secundarias, se atan a las superiores o inferiores.
La mayoría de las cuerdas tienen nudos. ¿Cuál es su significado? A pesar de las informaciones recogidas por los cronistas españoles, hasta 1912 no se resolvió el misterio. Veamos la descripción que Leland Locke hizo de un quipu del Museo de Historia Natural de Nueva York.
Merced a los escritos de Garcilaso, Locke sabía que el valor de los números codificados por los nudos dependía de la posición de éstos a lo largo de cada una de las cuerdas. Contienen éstas tres grupos de nudos: un grupo inferior, que Locke atribuye a las unidades, uno central, que corresponde a las decenas y, por fin, un grupo cercano a la cuerda principal para las centenas.
Su hipótesis se confirma cuando observa que el número codificado en cada cuerda superior coincide con la suma de los números codificados en el grupo de cuerdas inferiores correspondiente.
Tres tipos de nudos
La representación de los números en los quipus guarda semejanza con nuestro sistema posicional de base 10. Recordemos sus características principales. Nosotros disponemos de 10 símbolos: los dígitos que van del O al 9. En un número, pongamos el 6489, por ejemplo, cada cifra corresponde al coeficiente de una potencia de 10, cuyo exponente es O (10° = 1) para la cifra situada en la posición derecha extrema y aumenta en una unidad cada vez que nos desplazamos un puesto hacia la izquierda. Así, 6489 es igual a 6 x 10 x 10 x 10 + 4 x 10 x 10 + 8 x 10 + 9, es decir, 6000 + 400 + 80 + 9. Cabe señalar que el sistema posicional no está vinculado sólo a la base 10. Los mayas, por ejemplo, contaban en el sistema vigesimal, es decir, en base 20, y se servían también de un sistema posicional.
En los quipus aparecen sólo tres tipos de nudos, a saber: simples, largos (un nudo simple al que se le dan varias pasadas por el interior del lazo antes de cerrarlo) y en ocho. En una cuerda, los nudos se organizan en grupos de uno a nueve (volvemos a encontrar nuestras 9 cifras, excluido el 0); a cada grupo se le asigna una potencia de 10, que aumenta conforme nos acercamos a la cuerda principal.
Las unidades suelen estar representadas por nudos largos, cuyo número de vueltas indica el número de unidades; las otras potencias de 10 aparecen representadas por nudos simples. Cuando se trata de codificar una sola unidad, en cambio, se recurre a un nudo en ocho para evitar confusiones (un nudo largo de una sola vuelta equivale a un nudo simple). El cero se representa por la ausencia de nudo en un grupo (grupo nulo). El tipo de nudo facilita la identificación de las unidades; los grupos de nudos se hallan alineados en la misma posición en todos los cordeles, lo que agiliza la localización de las posiciones desprovistas de nudos. Además, dado que la representación de las unidades resulta inequívoca, en ocasiones se observan varios números escritos en una misma cuerda.
La descodificación que acabamos de exponer se limita al aspecto numérico. Hasta la fecha, nadie la ha contradicho. ¿Qué ocurre, en cambio, con la expresión de hechos e ideas? El debate dista de estar concluido. De nuevo, los cronistas y, entre ellos, en primer lugar, el Inca Garcilaso, nos ofrecen algunas indicaciones. Según el historiador mestizo, el significado extranumeral de los cordeles vendría dado por los colores, al ser algunos hilos de un solo color, otros de dos, de tres, e incluso más. Los colores simples y sus combinaciones encerrarían cada uno su propio significado.
Dos hipótesis
En algunos quipus se ha identificado un registro de municiones. Las combinaciones de colores indican las armas por orden jerárquico: en la primera cuerda, las más nobles, como las lanzas; después, en la segunda, los dardos; a continuación los arcos y las flechas; y así hasta las mazas, las hachas y las hondas.
El sentido de torsión de los hilos de la cuerda tendría también significado. Las cuerdas cuyos hilos girasen hacia la derecha representarían conceptos positivos, mientras que las cuerdas hiladas a izquierdas tendrían un sentido negativo.
El misterio de la ausencia de escritura quedaría resuelto de hallar significado a la orientación en la que se torció la cuerda; pues, ¿cómo es posible que una civilización de suma complejidad, cuyo poder se extendía sobre el territorio que hoy abarca Perú, Bolivia, Ecuador y el norte de Chile y de Argentina, pudiera prescindir de la escritura? Sería tan impensable como una Grecia sin lengua.
Gary Urton, de la Universidad de Harvard, cree haber desvelado un lenguaje en código binario transcrito en las cuerdas de los quipus. Se trataría de un sistema completamente inédito (hoy es todavía objeto de debate) y radicalmente distinto de nuestro sistema de escritura. Según Urton, cada nudo sería el resultado de una sucesión de seis decisiones (los arqueólogos del Neolítico hablarían de "cadenas operatorias") ¿Ha de hacerse el nudo con pelo de llama o lana de oveja? ¿Ha de ir una cuerda en la parte superior o en la inferior? ¿Deben ser azules o rojos sus hilos? En lo referente a los colores, Urton utiliza la terminología y el simbolismo de los tejedores bolivianos, que distinguen 24 colores.
Este antropólogo diferencia, en total, seis decisiones binarias y una de opciones múltiples (el color). En definitiva, el repertorio informativo de un quipu constaría de 26 x 24 = 1536 signos, un repertorio de mayor extensión que el de la escritura cuneiforme mesopotámica o el de los jeroglíficos egipcios. Un quipu abarcaría, pues, más que un mero recordatorio. Urton llevará a cabo la informatización de todos los detalles de los quipus disponibles. Pretende, además, hacer accesibles tales datos a cuantos deseen estudiar y descifrar el código.
En junio de 2003, Carne Brezine, tejedora y matemática, proporcionó una copia de las transcripciones de unos quipus descubiertos delante de una caverna situada sobre el lago de los Cóndores, en el norte de Perú. Largas series de nudos aparecían, casi idénticas, en tres de los quipus; ello indicaba que la información se había copiado de uno a otro, igual que los monjes copistas de la Edad Media reproducían los manuscritos.
Laura Laurencich Minelli, de la Universidad de Bolonia, aboga también por la existencia de un significado no numérico en los quipus. En fecha reciente, ha descrito un manuscrito del siglo XVII, atribuido a Joan Antonio Cumis y a Joan Anello Oliva, que encerraría información detallada sobre los "quipus literarios". En el documento de estos dos jesuítas estaban intercaladas tres páginas de dibujos firmados por Blas Valera y un sobre que contenía un fragmento de un quipu. Según Cumis, ciertos quipus, los de la realeza, se distinguirían de los destinados a la contabilidad. Sin embargo, pocos de ellos habrían sobrevivido a los "autos de fe" de la Inquisición española.
Respecto de la forma en que el quechua se escribía mediante nudos, Cumis señala que: "La rareza de las palabras y la posibilidad de modificar un mismo término mediante partículas o sufijos ha permitido a los incas la confección de un diccionario sin papel, ni tinta, ni pluma [...]. Mi interlocutor elaboró luego la lista de las palabras principales, así como la forma de codificarlas en un quipu".
Quizá nos hallemos todavía lejos de comprender la interpretación que los quipucamayocs hacían de los quipus. Hasta la fecha, sólo se han descifrado con certeza las reglas numéricas; queda por desvelar el misterio de las combinaciones de símbolos, colores y posiciones.
Atarse los zapatos.
Nudo de corbata.
Trucos de magia.
Nudo curativo
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